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"Miel"

—¿Hace cuánto que empezaste a usar la silla de ruedas?

Iban de regreso a casa, la de Taehyung. Luego de un largo período de tiempo.

Después de hacer desaparecer los algodones de azúcar la noche se aceleró bastante. En un simple parpadear ya empezaba a oscurecer todo a su alrededor y el frío veraniego los perseguía. Por lo que se pusieron en marcha para retirarse del parque.

—Hace dos años.

—Wow... —exageró susurrando— Es mucho tiempo...

Para Taehyung parecía una eternidad. Era doloroso para él levantarse cada día luego de ser dado de alta hace dos años, era doloroso no poder ejercer ningún movimiento aunque lo deseara fervientemente, era doloroso ver a los demás correr siendo el único marginado dejado atrás. Todo le dolía.

Prefirió ahorrarse malos recuerdos y abrir la puerta de su departamento para dar por acabado el día. Sin embargo, no encontraba sus llaves en el bolso que llevó consigo y su entrecejo se frunció al respecto.

—¿Qué rayos?

—¿Pasa algo? —se asomó por detrás de la silla a revisar qué ocurría— ¿Perdiste tus llaves?

—No las perdí, estoy seguro.

—Déjame ayudarte —propuso y se arrodilló frente a Taehyung, cogiendo el marrón bolso para sumergir su mano en lo profundo y buscar la dichosa llave.

—Sé que deben estar por ahí. Siempre están ahí —afirmó recurriendo como última alternativa a sus bolsillos.

—Entonces mantengamos la calma —le sonrió suave, creando pequeñas arrugas en los costados de sus ojos—. Si no la encontramos podemos llamar al cerrajero y mientras tanto nos quedaríamos en mi casa —le intentó tranquilizar volviendo a buscar las llaves en el bolso.

¿Eh?

—¿Tu casa? —murmuró incrédulo. ¿Ir a casa de Jeon Jungkook? ¿Pasar la noche allí? ¿Conocer el lugar en donde vive? ¿Dormir con él... en su habitación?

Esas y más preguntas le dieron escalofríos sin razón aparente.

Todo eso era completamente normal entre amigos. Entonces, ¿por qué todo parecía ir en otro contexto?

—Oh, las encontré —se escuchó.

—¿Ah?

—Voy a abrir —avisó meneando las llaves y haciéndolas sonar.

—Ah. Sí, sí.

Jungkook abrió con las llaves y Taehyung desordenó sus cabellos con desasosiego y sus ruedas lo llevaron adentro.

La puerta se cerró y Jungkook deslumbró con una gran sonrisa en la sala de estar cuando Taehyung llegó ahí. La sala estaba iluminada escasamente con el fulgor que penetraba las cortinas color crema en esa noche, ahora cálida dentro de la casa de Kim Taehyung.

camaleón ¹ • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora