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"Rosado Lavanda"

—¿No te parece extraño? —preguntó Jimin antes de golpear, girando su cuerpo para ver a los demás detrás— Ya sabes... Que estemos todos invitados, sin excluir a nadie...

—Solo toca el maldito timbre —pidió Taehyung rodando los ojos—, quiero sentarme.

Al sonar el timbre, unos ebrios compañeros abrieron la puerta. Atiborrados de alcohol les sonrieron.

—¡Pasen! ¡Pasen todooos!

El grupito fuera de la casa les devolvieron la sonrisa con algo de embrollo y se dispusieron a saludar. Momo abrazo por los hombros a Dahyun y entraron juntas, tenía mala espina de esa situación. Jungkook buscó un asiento disponible para que Taehyung ocupase y al encontrarlo le llamó.

—Eres el mejor —admitió Kim, desplomándose en el pequeño sofá.

—Les traeré algunos refrescos, ¿sí? Ya vuelvo —avisó Jimin.

—Me parece bien. Te esperaremos aquí —responde el castaño, regresando a Taehyung, quien acomodaba sus muletas a un costado del sofá.

Jungkook respiró profundamente el aire que los entumecía. Licor, cigarrillos, perfumes entremezclados y sudor; un aroma nuevo y desconocido. Afinó sus oídos para escuchar la novedosa música, y percibió el boom que los parlantes provocaban en su pecho, haciéndole rebotar su corazón.
No era la primera fiesta a la que iba, pero las sensaciones parecían irreconocibles ahora...

—Hey —escuchó la voz de Kim y su mano en la suya—, ¿en qué piensas? ¿Pasa algo?

—Ah. No... —se rasca el puente de la nariz— Es solo que ha pasado mucho desde la última vez que fui a una fiesta. Es... Algo.

—¿Algo? —dudó.

Jungkook asintió.

Taehyung negó con la cabeza y lo atrajo a él para que se sentara en su regazo, sorprendiéndolo.

—Despreocúpate e intenta disfrutar. Conmigo —le aconseja hablándole al oído, haciendo que Jungkook tome una bocanada de aire al sentirle.

—Bien —musitó increíblemente incómodo por estar encima del chico.

No estaba toda la clase en la fiesta, estaban todas las facultades juntas. O así lo pensaba Jungkook. Pues el oxígeno era poco y las paredes de la casa aparentaban juntarse las unas con las otras.

Taehyung notaba como los ojos de Jungkook se distrajeron, y después de entretenerse viéndolos le giró el rostro.

—Relájate —se acercó a su rostro y rozaba su cuello con su mano.

—Que me relaje...

Sus ojos se cerraban y sus frentes se tocaban. Y en el momento cuando sus labios parecían sellarse, alguien saluda.

—¡Pero sí vinieron! ¡El camaleón y su rosa patosa!

Park Jaehyung, el dueño del imperio aquella noche. Llevaba en su mano una copa y un cigarrillo en la diestra. Echó la toxicidad por la boca y les sonrió.

camaleón ¹ • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora