" 59 - FINAL "

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"Nieve"

Me alegra saber que todos están bien, incluyendo a Yoongi... —admitió la pelinegra rodando los ojos.

—Sé que no te agradaba mucho, Dahyunie. Pero es un ser humano igual que todos nosotros —le intervino Jungkook.

Me encanta tu manera de pensar, ¿sabías? Me dan ganas de abrazarte. ¡No cambies nunca! —le mimaba como si estuviese apretando sus mejillas a través de la pantalla.

—Vale —esta vez fue él quien rodó los ojos—. ¿Has visto a mi noona últimamente?

—¿Sooyoung? La verdad es que no... —rascó con pesar su nuca— Solo me dijo, hace poco, que iría a verte en cuanto tuviese la oportunidad.

—Ah. Debe estar ocupada —suspiró desanimado.

Si así lo supones... —una masculina y conocida voz más allá de la línea telefónica pudo oírse— Oh. Jimin acaba de hacer sándwiches, ¿no es genial? Debo cortar ya.

—Bien. Te llamaré más tarde, envíale saludos a Jimin de mi parte —pidió sonriendo.

—Okay~.

La llamada concluyó y Jungkook apagó su celular. De pronto, unas cálidas manos abrazaron sus caderas y su cuello se llenó de lujuriosos y dulces besos.

—Hey —murmuró Taehyung contra su oreja, escuchando las risas de su novio—¿Ya estás listo?

Las manos ascendieron desde la cintura y al torso de Jeon. Ambos se encontraban solos en ropa interior, en medio de la sala de estar en su departamento. Al fin vivían juntos sin irrupciones. La cabeza de su chico cayó hacia atrás embelesada con las sensaciones y las manos del dócil chico se aferraron al trasero del mayor.

—Más que nunca —suspiró complacido.

Ambos ampliaron sus sonrisas y Taehyung tomó la mano de Jungkook para guiarlo a las cortinas. Al abrirlas se concedió el paraíso que regalaba el balcón del departamento; un atardecer anaranjado y novelero, casi alcanzando la ficción. La radio reprodujo Welcome Home, Son y después de compartir una ojeada traviesa entre ellos, Jungkook se acomodó en la madera bajo sus pies.

Hoy era el gran alba de Kim Taehyung. Su colorido alba; su comienzo al camino de la eterna felicidad.

Taehyung se aproximó a Jungkook y saboreó sus atesorados labios, acarició el torso expuesto de su hombre y con un pincel trazó un suave rosa coral, recordando la calidez de Jeon contra todo lo gélido. Paseó sus dedos por los muslos y escuchó su respiración avivada. El pincel recorrió la zona con un sereno bígaro, confiado. Su erótica lengua fue hasta las clavículas y el cuerpo bajo él se estremeció plácido. El pincel llegó allí con una mancha jazmín, incitando a la calma en ese fuego de sus cuerpos. Los dientes de Jungkook mordieron el hombro de su novio y agarró sus cafés hebras, tirando de ellas. La pinceleada de miel no faltó; la dulzura irresistible del encanto, empalagosa e irresistible. Pasó de sus hombros a pintar sus rodillas con un color estimulante, grato y tierno. Los vellos del chico expuesto como lienzo se erizaron con los íntimos toques que le regalaba complacido el artista. Se sentían en las nubes, casi llegando a un nirvana solo para ellos. 

Al subir en busca de sus oídos, el malva que le tiñó descubrió una vez más su punto de derretimiento. Como si Jungkook se condensara.

—¡Mmm!

Esa melodía fue más que un arte para el pintor. Se mordió el labio a sabiendas de su aguante e hizo que la espalda de su hombre se recostara en la madera. De esta forma bañó en celeste cada uno de los dedos de Jeon Jungkook, aquellos con los que alcanzaron un pedacito de cielo siempre que se amaban hasta arder.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now