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"Celeste"

En cuanto las palabras murieron en el aire, esfumándose de la boca de Jungkook, la mente del mayor se proclamó por absorta. Habían pasado unas horas críticas, y pronto la noche llamó por la ventana. Azabache.

Los párpados de Taehyung cayeron rendidos en cuanto la luna subió, colgando del manto junto a las estrellas de estío. Y Jungkook, a su lado en la cama. Sus ojos abiertos de par en par decían a gritos que no era tiempo de dormitar. Así que cauteloso se retiró del colchón, apartando suavemente las sábanas y dándole una última mirada a la masculinidad en su cama; brazos abiertos descansando sobre su cabeza, con el último ojal de su camisa falto de botón, exhibiendo el subir y bajar de su bronceado pecho y su semblante, llano pero indudablemente agraciado, aluzado por el astro de la noche. No estaría dispuesto a decir todo ello en voz alta, sinvergonzón.

Con lamento de no poder apreciar mejor esa imagen frente a él, abrochó los cordones de sus zapatos y adelantó su paso a la puerta para salir como rayo de su casa. Corriendo con angustia y sin parar, llegó a una parada de bus vacía a causa del horario. En una banca se encontraba una silueta con capucha, distorsionando su apariencia. Jungkook dudó de quién fuese, sin embargo se dejó de dudas y se posicionó frente al sujeto, resguardando por los fríos vientos sus manos hechas puños en sus bolsillos.

—Hasta que decidiste venir, eh —habló el hombre descubriendo su rostro—. Estoy sereno y tengo paciencia. Siéntate.

Jungkook correspondió y ambos se observaron de pies a cabeza. Los puños comenzaban a doler por el aprieto que ejercía e intentó calmar su respiración.

—¿Necesitas algo en especial?

"¿Es que siempre necesito algo de ti?" "¿Tú qué crees?" "¿Me crees aprovechador?" "¿Piensas que no tengo otros motivos?" Ninguno de esos comentarios sarcásticos se escuchó como respuesta.

—Sí —se oyó, asombrando al castaño, quien se quedó estático en la banca—. En verdad, eres el único a quien puedo recurrir.

—¿Qué te hace pensar eso...?

—Eres el único empollón que conozco —respondió con simpleza.

—¿Y qué hay de Bogum? —inquirió.

—¿Tratas de contarme un chiste?

Ahí está. El lado sarcástico volvía a hacer su aparición.

—Está bien. ¿Y en qué te puedo ayudar? —el menor fue al grano.

—Oye. Sí que accedes rápido, eh. Escucha primero mi propuesta —se anticipó al castaño. Éste era todo oídos, y algo le decía que nada de lo que se acordara aquí terminaría bien, e inseguro se cruzó de brazos, prestándose a escuchar—. Hagamos un pacto de paz —Jungkook parpadeó varias veces y se acomodó mejor en el asiento. Enfocó sus ojos como platos y observó detenidamente al rubio. Éste quería soltar una risa ante la reacción del chico, pero quiso mantener el serio ambiente de la burbuja que habían formado en ese momento, y prosiguió—. Si me echas una mano en mis estudios... y de alguna manera llego a California por ello, te dejaré fuera de todo mal rollo que se produzca. ¿Aceptas? No suena del todo mal, debes admitirlo. Soy yo el que siempre te saca de casillas después de todo y ¡ah! Ni hablar de tu noviecito, él. En serio se toma todo muy a pecho, eh.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now