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"Prásino"

4 años después

Tras las cortinas de su habitación ya se sentía la calidez que emanaba el sol en la mañana. A Jungkook le fascinaba el hipnotizador aroma de las olas del mar. Vivir cerca de la playa le era un privilegio desde que se mudó a California, pero no de su gusto. Tuvo que dejar atrás muchos recuerdos, y muchas personas.

Jeon Jungkook, destacado universitario de la universidad de medicina de la ciudad de Seúl; había ganado una beca para la practica de materias electivas como médico cirujano. Estaba apunto de graduarse y seguir adelante, como todo un formado adulto. Sin embargo, ¿cómo ser feliz luego de dejar atrás todo aquello que amaba? ¿Lo que le hacía sonreír? ¡Cómo su corazón latía en esos tiempos! Ahora solo puede evocarlos...

Kim Taehyung no estaba a su lado. Hace cuatro años le fue difícil aceptar la ida de su pareja, pero tal como lo amaba, le dejó ir. Dejó que las alas de Jungkook emprendieran su vuelo, muy alto, lejos de él. Fue duro verlo partir, y fue desgarrador tener que aceptar que era lo mejor para el futuro de Jungkook; Kim siempre quiso lo mejor para su amor. 

Hace cuatro años les fue difícil afrontar la distancia. Los colores se iban desvaneciendo, y las sonrisas se desteñían. Por las mañanas ya no había nadie a sus lados, empezó a hacer más frío a pesar de ser verano, las energías se volvían nulas, y las horas se contaban solas. Ni siquiera tomaban en cuenta el reloj en las pálidas paredes. Los minutos se transformaban en horas, las horas en días, y los días en débiles años de plegarias. Esperanzas añejas y fulgores moribundos. El amor sufría.

Los cabellos mojados de Jungkook se secaban con la toalla que refregaba contra ellos y sonó el celular. El castaño terminó de vestirse y abrió gustoso las cortinas de su ventanal.

—¿Jae?

Hola, lagartija. ¿Cómo estás? —el simple hecho de recordar la voz de su rubio amigo le sacó una endeble sonrisa.

—No eres la primera persona que me llama para saber cómo estoy, pero gracias de todos modos.

Idiota —le escuchó decir. Extrañaba escucharle—. Quería asegurarme que no te estuvieses emborrachando por pena o pidiendo limosna en las calles —bromeó—, después de todo ya sabes que día es hoy...

—El día en que me fui de Seúl —recordó Jungkook cabizbajo.

Sí... Bueno. Cambiaré de tema para no deprimirte, no me agrada imaginarte así.

—¿Acabas de preocuparte de mí? —se mofó del mayor.

Cállate. Recibí algo —cambió el asunto— de parte de Mark. ¿Puedes creerlo?

—¿M-Mark? —se asombró el castaño.

Exacto. Recibí una carta —admitió escuchándose un papel siendo doblado a través de la línea—. Me contó muchas cosas de las que no supe cuando se fue a California; quiere verme. Estoy emocionado.

—¿Vas en serio? —preguntó boquiabierto. 

¡Pues claro, pedazo de reptil! —se escuchó una carcajada risueña— ¡Realmente quiere verme! Después de... todo lo que pasó... —ninguno de los dos quiso tocar ese tema otra vez, les era complicado arruinar todo lo que habían aplacado, así que Jaehyung continuó— Creo... que luego de toda esta tortuosa espera, las cosas van a funcionar, Jungkook.

El castaño se dirigió a su balcón para saludar al refulgente sol y pensó en el "las cosas van a funcionar". ¿De verdad funcionarían para él? ¿Tendría alguna esperanza de no terminar solo otra vez? Jungkook detestaba la soledad.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now