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"Lino"

Iban camino a casa de Jungkook cuando Taehyung se dio cuenta de las ojeras bajo los azulejos oscuros y el paso fatigado de él. Estaban por llegar a la puerta cuando el mayor lo detuvo del brazo.

—Oye —le llama—. Antes de irme debo decirte dos cosas —le avisa atrayéndolo para sí, acomodando su chaleco como si de un niño pequeño se tratase—: la primera, te amo; la segunda —y esta vez le mira a los ojos—, no te satures.

Jungkook no comprendía a qué se refería, pero con lo jubiloso que se sintió esa tarde con él, nada podía hacerlo decaer digan lo que digan.

—¿Cómo?

—Has estado trabajando muy duro —afirmó acercando las yemas de sus dedos para rozarlas suaves por las bolsas que estorban su rostro—, mira estas cosas tan feas que tienes... Te hacen menos guapo.

—¿Me estoy poniendo feo? —bromeó como respuesta, tomando la mano de Taehyung para apartarla lentamente.

—No, no, no. Eso nunca —reluce con las perlas de su boca—. Me vuelves loco de todas formas. Me tienes encandilado.

—Yo diría que tonto —admite dándole una sutil palmadita en la cara al mayor, saca las llaves de su casa y busca la correcta para abrir la puerta—. Seguiré tu consejo. ¿Quieres pasar...?

—Me encantaría —replica torciendo de pronto su gesto—, pero debo buscar algo ahora y no puedo quedarme.

Jungkook se lamenta en serio. Deseaba quedar con él un rato más antes de caer dormido, no obstante se conforma con lo bien que ha ido su tarde con Kim y no se queja.

—Bien. Entonces nos vemos.

—Nos vemos...

El encargado de la caja registradora le queda mirando con cara de demente. Su mirada juzgadora había recorrido desde las muletas que le mantenían firme al suelo, hasta el sudor recorriendo su frente por ir muy deprisa. Pasaba el producto por la caja y al toparse con el código de barra, el sonido que emitió le causó desagrado a Taehyung. Como un metal cayendo al suelo o...

—¿Desea algo más? —su voz pesada y arrogante arrastró las palabras.

Taehyung lo ignoró lo más posible para salir volando de esa tienda lo más rápido que pudiesen sus piernas.

—No, eso es todo. ¿Cuánto es el total?

Las gruesas y grotescas cejas del tipo se curvaron y levantaron en una mirada criticona, pero con un suspiro le muestra el precio total en la diminuta pantalla de la caja registradora y Taehyung saca los billetes de su bolsillo trasero y se los tiende. Recibe el producto embolsado y se retira.

—Gracias —le dice antes de salir. Controla las muletas otra vez y se pone en marcha para ir al departamento—. Imbécil —de seguro no le pagaban lo suficiente para siquiera sonreírle a los clientes.

Al llegar finalmente a su hogar se dirige al baño y guarda el tinte de cabello que adquirió de la tienda con pena, se mira al espejo y acaricia su cabello.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now