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"Grafito"

Hoy era la contienda de emociones, hoy era lunes.

Donde una pelinegra echaba a correr con los humos saliendo de su cabeza e inquietudes emanando de su semblante, conduciendo sus pasos hasta alguien a quien no encontraba rastro. Un curioso rubio con una misteriosa carta en sus manos, deseando abrirla para saciar sus dudas. Un par de amigos andando por los pasillos, sonrientes. Y un castaño muchacho.

Éste no tiene idea de qué lo conduciría a cometer este día.

Jeon Jungkook nunca tenía concedido el placer de admirar la vista desde las alturas del último piso de la facultad. No era cosa de todos los días maravillarse por el espectáculo que le regalaba la cima del edificio. Se apoyaba en los barandales y respiraba gozoso.

Lo veía todo. Desde el mayor tumulto de personas en el centro de la vereda esperando a cruzar la calle, hasta la ínfima distancia que notaba entre auto y auto, aguardando el verde del semáforo.

Se saciaba de ello y se mentalizaba para dar comienzo a su inicio de semana, y por consiguiente, sus clases universitarias de medicina.

Provechoso se dirigió al ascensor y antes de presionar botón alguno, revisó su reloj en la pantalla de su móvil y prefirió el uso de las escaleras; le sobraba tiempo para encontrarse con sus amigos en el aula.

Al llegar al piso cuerpo se topó con Kim Dahyun. Sudada, cansada y errática.

—¿Dahyun?

—Jungkook. ¡Estaba buscándote!

El castaño enarcó su entrecejo.

—¿A mi por qué?

—Es sobre Mark —se enderezó y buscó su celular para mostrar una conversación entre ella y el supuesto Mark Tuan—. Le envió una carta a Jae.

El solo nombre del chico le ponía la piel de gallina. No refiriéndose solamente al rubio chico, sino que al de Mark también.

La mezcla de esos nombres juntos no le parecía bueno.

—¿P-Por qué? No entiendo nada... ¿Es que...?

—Mark le escribió para dejarle al tanto de su ida.

El sonido un metal siendo pateado brutalmente hizo revolotear a los pájaros que acomodados en sus nidos huyeron despavoridos a causa del disturbio.

—¿Qué?

Ambos jóvenes echaron un vistazo a unos pisos más abajo desde el barandal para enterarse de la presencia iracunda de Jae, golpeando con sus lustrados botines la balaustrada dos pisos más abajo del dúo.

—¡MALDITA SEA! —rugió lanzando una bola de papel hacia el confín de su mirar.

Los estudiantes que pasaban por su lado empezaron a corretearse al darse cuenta de la actitud que demostró el desconocido rubio.

Éste se movilizó escaleras arriba, y el par se alarmó desmesuradamente; venía a buscarlos. O eso asumían.

—Jungkook, corre. Te aseguro que podré manejarlo.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now