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"Naranja Persa"

El zumbido que recibió la cabeza del chico le hizo tropezar con sus propios talones, cayendo de bruces al frío suelo y gemir de dolor.

—Mira, yo solo te pedí una cosa amablemente, y lo primero que haces es lo contrario. ¡No puedes ser más zopenco! —lanzó una patada a las piernas del pobre chico— ¡Nos pudieron haber descubierto por tu culpa!

—Jae, ya es suficiente —habló Bogum de brazos cruzados—. Mi sexto sentido me dice que viene alguien.

—Que tu sexto sentido se joda.

Los golpes pararon y el chico se levantó temblando involuntariamente del piso, aferrándose a la muralla detrás de su espalda.

—Dije que lo sentía, ¿ahora puedes dejarme ir? De todos modos, iban a hallarte de cualquier forma. De nada te sirve usar a otros —articuló con sus pocas fuerzas.

—Se supone que debías haber escapado antes de empeorarlo más, delgaducho —advirtió suspirando el pelinegro.

—Bogum, solo cállate —le ordenó el rubio—. Y tú. Estás podrido, huesitos.

Otra lucha se originó entre los dos, manteniendo el dolor. Jae jalaba de los negros cabellos negros del chico y éste intentaba defenderse pegando rodillazos en la costillas del rubio. Jae entró en furia ante ello y lanzó el ingrávido cuerpo al suelo.

—¡Oigan! ¡Abusones de segunda!

Las cabezas se dieron vuelta para ver de dónde provenía esa voz, encontrándose con la pelinegra.

—Dahyun, ¿qué carajos haces aquí? —la voz de Jae se volvió más grave.

—¿Qué están haciendo ustedes aquí? —le echó una mirada al delgado chico en el suelo y apartó con desesperación al rubio para acercársele— Oh, Dios. ¿¡Estás bien!? ¿Qué haces aquí? ¿¡Por qué te han herido!?

—No te interesa.

—Cállate, Jae —ordenó—. Tú ven conmigo, no estás bien.

—No tienes porque... —intentó apartarse con delicadeza.

—Claro que sí, estás herido.

—Dahyun, déjalo ahí. Aún no hemos acabado con él, y debes irte —advirtió Bogum con la mirada baja, apretujando sus propios brazos mientras los cruzaba. 

—Tonterías. Ven aquí —insistió la chica, tomando de los costados al delgado sujeto y levantándolo del suelo. Éste le miró con palidez en su rostro y le agradeció con un susurro que pudo percatar el oído de Dahyun.

—Ahí van... —escuchó Jae el canturreo de su acompañante, observando como la presencia de los otros dos abandonaba el lugar y se dirigían al interior de la universidad— ¿Qué crees que pasará ahora? Sin BamBam, ni Vernon, no tenemos a nadie a quién inculpar. Esos porros no son fáciles de esconder por aquí... —suspiró ocultando sus manos en sus bolsillos traseros—. De todos modos, ¿para qué los querías? ¿Eran tan urgentes?

—Siempre son necesarios.

—Tampoco te excedas, hey.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now