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"Melón"

Al parecer sigue siendo el mismo. O, bueno, a mi parecer. Es difícil predecir su humor, pero cuando su corazón transmite sentimientos, ese chico los expresa con acciones. ¿Sabías? Tal como un niño —hablaba ameno, recapitulando sucesos de su vida—. Uno malcriado, claro. No voy a fingir —rió fuerte a través del teléfono—. ¿No piensas lo mismo?

—Para nada. Solo es un maleducado —respondió la chica—. No entiende la diferencia entre bueno y malo. No comprendo cómo pudiste llenarte de él sin terminar pedante, jactancioso... Es simplemente...

Dahyun —le detuvo—. Ya hemos conversado sobre eso, ¿sí? No hay nada de malo con ninguno de nosotros —un silencio se hizo presente en la línea. No era incómodo, ni molesto. Se sentía pacífico el solo saber que aún permanecía el otro tras el teléfono. Se escuchó el soplido del chico—. Y cuéntame. ¿Cómo está él?

—Se ha metido en varios líos, e inexplicablemente, siempre termino involucrada en estos. Me volveré harta de ellos, en serio. No estoy conforme —se oyó la carcajada del chico otra vez, con gracia—. No es gracioso, estoy cansada...

Vale.

—¿...En serio debes irte? —no hubo respuesta. El ambiente cambió de aura de repente— ¿Es que hay algo aquí que quieres dejar atrás? ¿Es que quieres dejarnos? ¿A mi, a papá? ¿A...?

Ya hablamos de esto, Dahyunie.

Para Dahyun, no se había entablado el suficiente diálogo para sentir que todo era concreto. Las inseguridades seguían ahí. Todo permanecía inevitablemente en la cabeza, y mientras más se pensara, más complejos se originaban.

Sin embargo, dejó todo ser tal como debe quedar.

—Vale.

Buscaría la forma de cumplir con el ansiado deseo que su hermanastro le había implorado antes de su ida. Se lo prometió, e intentaría lo mejor para cuando el día indicado llegase.

Debía prepararse para la contienda de emociones.

Kim miraba absorto las muletas a pocos metros de su alcance. Tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo para él, quien observaba sus pies con titubeo. Escrutaba cómo sus dedos se movían con ansias y su pies enérgicos se balanceaban.

—Estoy listo —se dijo, y oscilando se paró del colchón.

Siempre dicen que el primer paso lo define todo, y Taehyung creyó con firmeza en ello.

Estabilizó su postura y con una enorme sonrisa, ignoró cómo su cuerpo temblaba de pies a cabeza hasta alcanzar las muletas apoyadas en la pared de su habitación.

Lo hizo. Lo había hecho.

—Estoy listo —se repitió—. Lo estoy.

Orgulloso de su mayúsculo logro, emprendió con sus inexpertos pies un camino sin ruta ni término por su hogar.

Recorrer los mismos pasillos y alrededores nunca se había sentido tan fascinante. Todo se veía mejor desde su punto de vista, se admiraba todo más claro. Desde su habitación a la sala de estar, abrió las cortinas para recibir el cálido calor que el sol emitía ese día sábado. Pasando por el comedor a su cocina, cada cosa transmitía un indescriptible brillo que le encantaba.

camaleón ¹ • taekookWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu