Capítulo 2°: Corre, huye y escóndete. (Editado)

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>La puerta está cerrada<

Es lo único que pasa por mi cabeza luego de rápidamente haberme escondido en la pared del pasillo. Mi corazón va a un ritmo impresionante, tengo miedo. Mucho miedo. 

 Es la primera vez que algo así me sucede. Escucho pasos hacia donde estaba. Corrí a la sala mientras escuchaba los pasos vagos detrás de mi, la sala conecta con la cocina, por una puerta que solo las Deltas cocineras usan para trasladar los platos y comida a la hora de comer. Corro tratando de hacer el menor ruido posible, entro a la cocina y me escondo en uno de los gabinetes para guardar las vajillas y platos. Muy pocas veces en mi vida he visto al Beta Thommas cruzar la cocina, si no para pedir o darnos alguna que otra información sobre una fiesta, a pesar de que está terriblemente bueno, para mi sería un honor verlo todos los días. Y su novia creo que mate, Diana, para pedir o reclamarnos por algo que hicimos muy bien, pero que para ella está muy mal hecho. El tiempo transcurre y ya no se escucha nada, al parecer ya se ha ido, salgo de mi escondite para vigilar y confirmar mis sospechas y al parecer no está. 

En los 17 años que llevo aquí nunca me he dirigido a el de ninguna manera, ni siquiera le he mirado la cara, aunque si le he dado algunas que otras miradas, eso es algo que tenemos prohibido los Deltas hacia cualquier Beta, Alpha. Camino hacía la puerta que conecta sala con cocina, abro la puerta con delicadeza y la cierro de la misma manera pero cuando me volteo, veo dos figuras acechándome, para lugar atacar y derribarme. 

Mientras tengo mis ojos cerrados y estoy en el piso, lo único de me atrevo a pensar es; que la he cagado.  Después de unos segundos siento que el peso se retira de mi cuerpo. Y me atrevo a sentarme sin abrir los ojos y seguir pronunciando las misma palabras.

—¿Qué hace a estás horas fuera de la habitación?—la mezcla de su voz gélida y arisca, me causa escalofríos. Lo que me dice que de está no saldré ilesa. 

—Visité a mis padres, quería ver los—cabizbaja y jugando con mis dedos sobre mi regazo, producto de mi nerviosismo—, solo quería saber como estaban, lo siento. 

Silencio.

—Que sean la última vez que encontramos a una Delta merodeando la Mansión—haciendo mención el palabra Delta con asco. —La próxima vez que pase algo similar la pagarás muy claro, Delta.

—Lo sé, cumpliré con sus ordenes, como siempre e hecho desde hace 17 años.—casi titubeando con mis voz quebrada por el miedo, apenas pude responder. 

No hubo respuesta. 

Comienzan a caminar a la habitación y los sigo, abren la puerta y antes de que ingrese.

—Delta, es mejor que olvide lo que ha pasado hoy, si alguien se llega a enterar, pagarás las consecuencias—un tono hostil, me aseguro que lo que decía era verdad. La firmeza de sus palabras me causaron terror. 

El Alpha nunca hablo o dirigió su palabra hacia mi, se porque no lo hace. Para ambos solo soy un estorbo, carga para la manada. La única razón por la que estoy aquí es porque tengo un simple deber que cumplir; limpiar hasta que mi vida llegue a su fin. Servir a otros será mi tarea para toda mi vida. Al igual que la de mi familia. 

Despreciable. 


Bolga [Escapando  de el Alpha]Where stories live. Discover now