Capítulo 35°: Ataque. 3/5 (Editado)

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Walter dice que es fácil, entrar matar y disfrutar.

Soy el plato estrella de la matanza, literal. El espera a que yo vaya lo mate y le entregue su trono de manera angelical y de manera de pago.

No, no.

¿Los demonios mueren?, si.

Su alma se separa de su cuerpo y su cuerpo vuelve a lo que es, un recipiente vació. Ellos pueden volver del infierno. Pero es difícil. 

Ya lo vi, no es bonito. Son demonios pero aun así es triste ver esto, quiero interrumpir. Incluso he gritado antes tales acciones de los "opositores" dentro del reino. Matan niños, ancianos de todo.

En este momento por fin, puede moverme, pero debo matar al rey.

Me dirijo a los demonios guardias y justo cuando me atacan, desaparezco ante sus ojos. Estoy en el salón, vago tranquilamente, admirando la belleza de tan finos detalles antiguos de el castillo. Desde aquí gritos desgarradores se escuchan por todos lados. Mis impulsos de correr para los y ayudar están apunto de florecer. Pero un llanto en particular llama mi atención, se escucha muy cerca.

Vago entre las tantas puertas del castillo hasta que lo encuentro, un pequeño bebé demonio de 5 años, su piel pálida y su cutis perfecto, sus ojos de un intenso azul impactante, su cabello negro, negro como la noche misma. Este niño es precioso. Me asomo en la habitación llamando su atención, este voltea y me mira sorprendido. Su reacción me parece graciosa. Me acerco hacia su cama.

—Hola, pequeño.—digo extendiendo mi mano hacia el.

—Hola, mami.—dice para luego reír. Su sonrisa en pegajosa y la manera que lo dice aun más. Pero, ¿MAMI?

—No soy tu mami, soy Mariana.—le digo, como si me fuera a entender del todo bien. 

Estúpida.

—Volviste.—dice extendiendo sus brazos para que lo cargue. Sin más le sigo el juego.

—¿Como te llamas?—le digo mientras camino por todo el castillo de la mano de el pequeño bebé demonio.

—David.—dice este.

—Tienes un hermoso nombre.—le digo para darle un beso en la mejilla.

Caminamos por un buen rato, en el que el bebé parece tranquilizarse y relajar esa garganta que antes tenía irritada por tanto llorar.

David ahora es quién dirige la caminata, este me lleva entre puertas y puertas, hasta que paramos en una muy grande con muchos símbolos un idioma que no entiendo.

—¡Alex! ¡Alex!—dice el pequeño David emocionado.

—¿El rey?—le pregunto. Y este no responde.

En ves de usar la puerta, voy a través de las sombras apareciendo en lo que parece ser una muy importante reunión.

Ocho hombres realmente fuertes y un chico, muy especial para David.

—¡Alex!, ¡Alex, mamá volvió!—dice el pequeño abrazándome y le correspondo.

Ante mi acción los nueve presentes están posición de ataque, pero la cara del rey, quién está levantado frente en su trono parece ser de nostalgia. Y yo, pues confundida. Justo cuando iba a decir algo, la puerta principal es abierta de par en par, mostrando aun Walter victorioso junto a al menos 200 opositores. Este al ver me con David en brazos me ordena que lo mate.

Observo al rey, con una cara suplicante. Observo a David recostado en mi regazo. Observo a Walter tanjante de victoria.

Odio el mal para personas inocentes.

Desaparezco de mi lugar y dejo a David en el trono del rey, sin que se den cuenta. Me vuelvo sombra, entro en la mente de Walter, haciendo que sienta frío y todo para el se vea sombrío igual que para sus secuaces. Mato a cada uno de sus opositores enterrándoles una de mis uñas en el área del corazón, o la cabeza. Quedando solo el.

Los 9 hombres me ven sorprendidos ante la situación, comprendía que estaba de su parte.

Aparecí frente Walter con una sonrisa que reflejaba toda mi irá, ese enojo, toda esa carga reprimida, la que aliviare. Observo directo a sus ojos, reflejando en su mente una escena de completa desolación, en un trance interminable, separo su cabeza de su cuerpo, chorreando todo mi cuerpos de su espesa sangre oscura. Arrojo su cuerpo y quedando me con su cabeza en la mano me voltee hacia el rey.

—Por el rey, por David y por su reino.

El rey solo sonríe ante mi acción.

—Mi madre hubiera dicho lo mismo. —Tu eres la descendiente del alma de mi madre. Hace muchos años su caudal desapareció y mira ahora aquí están, en ti.—levanta su mano señalándome. 

—Has tomado una buena decisión, veo que tienes un vinculo con David de manera de gratitud, por tomar la decisión correcta. Te invito a pasar al menos una semana en este castillo. Viviendo como reina.—dice tajante de sus castillo.

—Ya vivo como reina, estás frente a la Alpha de la manada Hagarott Thie.—digo orgullosa de mi manada.

—Y  Bolga al parecer.—dice burlón.


David                            Mariana                                                    Alexander

Heredero          Mitad lobo/demonio                                  Rey demonio

Bolga [Escapando  de el Alpha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora