Capítulo 23°: Oportunidad perfecta. (Editado)

3.9K 261 5
                                    

Atacados por rouges.

 ¿Qué son rouges?                                                                                                                                                          Son lobos desterrados de sus manadas o que nunca tuvieron una,  vagan por territorios causando el caos, no les importa matar, viven de eso. Pero está vez se metieron con la manada equivocada. Atacaron el lado norte de nuestra manada matando a más de 250 habitantes, tuvimos perdidas millonarias, ese es el lado comercial de la manada. Destruyeron las entradas dejándonos a la merced de cualquier intruso, no podemos recuperar nos del día a la noche, a pesar de somos una de las manadas más fuertes, esto no puede arreglarse así como así y es por eso, que en cuestión de horas al escuchar la noticia y aprovechar, porque se supone que es la oportunidad perfecta para por fin cumplir con mi propósito de hace un año, si, ser la nueva Alpha.

La verdad no estaba lista en el momento, pero ahora me siento capaz de lograrlo, cualquiera estaría nerviosa de cargar un peso como este, pero a mi no me molesta, lo que menos me preocupa es el hecho de ser revelada como Alpha, este "ritual" será realizado con completa discreción, solo los integrantes de la manada Hagarott Thie son conocedores. Realmente para ser el nuevo Alpha tienes que vencer al antiguo, pero según Guillermo soy capaz de vencerlo por eso no será necesaria una pelea.

Mi despacho, mi lindo y bonito despacho, la verdad no lo decore mucho, cambie algunas cosas si. Me encanta este aspecto robusto de la madera caoba,  todas estás repisas llenas de libros, con sus forro de color. Guillermo ahora se encuentra sentado en uno de los sillones leyendo. El me ha dicho que ya debería tener pensado quién será mi Beta, pero yo no quiero uno, yo quiero seis.

—Guillermo. —digo para llamar su atención.

—¿Si?—levanta la vista del libro.

—¿Cuantos Betas podría tener?—digo tratando de sonar completamente casual.

—No lo sé, yo solo he visto un Alpha con dos, pero realmente no se el límite.—vuelve al libro.

—¿Y si tengo seis?—suelto como ejemplo. 

—¿A que te refieres?—deja el libro de lado.

—Quiero tener seis Betas.—completamente decida, atenta a su respuesta.

—Está bien.—toma el libro devuelta y volviendo a leer. No hay inconvenientes, lo que me deja camino libre para mis ideas. 

—Perfecto.—tomo el móvil para marcar a cada uno de los chicos.


Todos y cada uno aceptaron mi propuesta. Realmente estoy feliz, los quiero como mis hermanos y les tengo completa confianza. Por eso los elegí, no quise dejar a ninguno por fuera, a cada uno siempre los tengo presentes.

Llamada entrante.

—¿Hola?

—¡Oh por fin, hija necesitamos tu ayuda!—mi madre con su voz entre cortada, más el sonido de la interferencia, se escucha fatal. 

—¡¿Qué pasa?!, ¡¿Donde están?!—digo completamente alterada, llamando la atención de Guillermo.

—Nos han sacado de la mansión, por nuestra edad ya no podemos trabajar, a tus dos hermanas las dejaron adentro.—la voz de mi madre llorando hace que mi corazón se arrugue, no puedo soportarlo.

—Voy por ustedes, ¿donde están?—mi voz se escucha alterada, mi pecho sube y baja, la idea de perder a mi familia me mortifica, son lo más preciado que tengo.

—Fuera de la manada.—mi padre ahora tiene el teléfono, se escucha preocupado.

—Voy por ustedes.—cierro la llamada.

Llamada finalizada. 

—¿Ha pasado algo?—pregunta Guillermo.

—Mis padres.—logro decir antes de tomar una de las llaves de los Jeep Grand Cherokee que conduce Mario.


Aquí estoy, manejando a toda velocidad directo a la manada enemiga, la manada del Alpha que tanto odio.

Puedo ver a mis padres con bolsas en sus manos, mi corazón se encoje, sus ropas desgastadas, sus pocas pertenencias en bolsas negras de basura. Los extrañe tanto. Paro el Jeep a lado de ellos, estos se miran extrañados, no sé mueven. 

—¿Se van a subir si o no?—pregunto con una sonrisa de labios cerrados y un lagrima rebelde se escapa. Estos rápidamente suben al Jeep y nos encaminamos a la manada. 

En el auto se hacen presentes las preguntas,  la felicidad del momento por volvernos encontrar, pero rápidamente es sesada por el miedo y el temor del hecho de que mis hermanas aun estén en ese lugar junto con Claudia. 

—Hija, ¿porque ellos se llevan nuestras cosas?—pregunta mi madre quién antes observaba la casa asombrada. 

—Ya no necesitan eso, yo soy la nueva Alpha y mi deber es mantener, cuidar y proteger a todos los habitantes de está manada, así que por favor, no se resistan, ustedes merecen cosas mucho mejor que eso.—me acerco y abrazo a mi madre. 

—Gracias hija, muchas gracias.—articula entre lágrimas.

—No, madre, gracias ti.

Les mostré la casa de principio a fin, a todos los empleados, les di ropa, comida, una hermosa habitación con una muy buena cama. Conocieron al Guillermo y a su esposa, a Lissa y Derek, ellos encantados aceptaron que se quedarían aquí. Guillermo ya no vive aquí, aquí solo vivimos Lissa, Derek y yo, y próximamente mi familia.    

Mis padres no están acostumbrados a que los traten como reyes, lo cuál ellos quieren hacer todo, pero les he puesto la regla de no trabajar, ni siquiera forzarse a algo, ellos tienen una edad avanzada, a pesar de que se vean bastante enteros como dicen por ahí.  Comieron como reyes, se perfumaron como lobos superiores, se vistieron como los mismo y aun así querían su antigua ropa, adaptarse es difícil, si, lo sé, también pase por eso. 

—Mira papá, no te lo voy a repetir, te vas a vivir como un rey aquí, te guste o no.—alzo mi voz, ya cansada de que quiera ayudar en algo, sabiendo lo grabe que es que se esfuercen. 

—No es necesario que grites Mariana, soy tu padre recuerda.—dice obedeciendo y entrando a la cama, estos ahora se encuentran en pijama de seda, al colocarse  la pensaron que morirían nunca había vestido así y eso que solo es una pijama. 

—Lo sé, lo siento, solo quiero que estén bien, que disfruten y que se adapten, acostúmbrense a que sean tratados así, porque eso será todos los días.—suspiró. —Además que ustedes junto con las chicas son lo más preciado que tengo, no soportaría si algo les sucediera,  mañana mis hermanas estarán aquí, lo prometo.—cierro la puerta tras de mi. 

Soberbia. 



Bolga [Escapando  de el Alpha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora