Capítulo 48°; ¿Qué?

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Corriendo a riendas por toda la batalla, esquivando y gritando debido a los llantos y alaridos de dolor, a la sangre y a la agresividad de la situación. Busco entre la multitud un rostro conocido, sin embargo no encuentro a nadie.

Corro hasta que el aire empieza a faltar me, aún así no soy capaz de encontrar a alguien. La oscuridad no ayuda, los choques constantes contra cuerpos sin vida,  los topes con peleas sangrientas me aterran cada vez más. Pero no puedo rendirme, no ahora cuando estoy cerca.

El pelaje blanco, bañado en tonos carmín, grita el nombre de uno de sus hijos. Corro la larga distancia que nos separa, sin embargo, soy atrapada, por tres aliados del reino.

—Traidora.—espeta con dureza mientras de acerca.

—Vamos a jugar contigo pequeña, tenemos ordenes sobre ti. Y no creas que las desperdiciaremos.—me atrapa por la parte trasera, levantando me. El pataleo incesante no se hace esperar. Los gritos de parte mía resuenan y se mezclan con los de dolor.


Mariana.


—¡Vaya mierda!—escuche la voz que hace mucho tiempo anhelé escuchar, Lea.

—Te extrañe.—me limito a decir.

—Yo igual, aunque siempre fui consciente de todo.—dice con desdén.—De hecho yo fui quién te hizo despertar.—confiesa.

—Lo agradezco entonces.—aludo su obra.

El instinto de peligro amenazante palpito en mi interior.

Estela.

Haciendo uso de mis habilidades, logré rescatar la de esos imbéciles. Sin que notaran su desaparición. Ella por otro lado, llora por el incesante miedo y la terrorífica escena que vivió.


Derek.


Está aquí.

Puedo sentirla.

Corro fuera de la batalla, introduciendo me en el bosque, guiando me por su olor. Rápidamente la localizo, frente a Estela.

Imposible.

Realmente es ella.

Al percatarse de mi presencia gira sobre su eje. Esboza una sonrisa tranquila. Corro hacía ella, se de ante mano que necesito esto más que nadie. Se que necesito saber que no es solo mi imaginación, que realmente mi media hermana está aquí.

Sus brazos cálidos me atrapan como si fuera un niño pequeño e indefenso. Y de repente me siento tan pequeño ante su presencia, como si no fuera nada comparado con ella. Entonces me doy cuenta del poder que irradia.

—Hola, Derek.—suelta neutral. Como si nada de lo que sucede a nuestro alrededor estuviera pasando, dándome una sensación de completa tranquilidad.

—No puedo creer que seas tú.—parece irreal, como si estuviera abrazando a otra persona, solo por el hecho de que creí que realmente habíamos perdido.

—Yo tampoco puedo creer que estoy aquí. Yo también pensé que no lograría nada, que realmente había perdido.—el tono lastimero apareció, en donde sin dudar me aferré más a ella.

—Pero estás aquí, y ahora lo que importa es que estás sana y salva.—me separe para observar su rostro, con los ojos enrojecidos.—Ahora tenemos que acabar con esto.—sonrió.

—E-es lo mismo que ella dijo cuando despertó.—se quejó entre sollozos, Estela.—Maten a ese monstruo.—nos observo con los ojos rojos e hinchados.

—Hay un problema.—se detiene en seco, observo la tierra y las hojas secas. —El no puede ver me.—inquirió.

—Es cierto, si lo sabe, todo se irá a la mierda.—dije frustrado.

—El solo te conoce de una forma.—se acerca hacia ella, Estela.—Como loba, puedes ser un maldito demonio o un vampiro. —pareció dudarlo, pero, en segundos me observo directamente y sonrió. Volteó hacia los arbustos, y como si del mismísimo diablo se tratará, sus colmillos se alargaron mostrando sus raíces vampíricas.

Dio un paso y la neblina se apartó. Me exalte a sobremanera, el poder que emana en inmensurable. Su cabello empezó a moverse a son del viento frío de la noche, entonces todo empezó.

Apenas puedo ver al paso donde va, se me hace imposible seguir la. Al llegar a la batalla. Su rostro es neutro, no parece inmutarse, sin embargo, empieza a correr sin rumbo alguno, en donde en el proceso, las amplias patas negras, además que el hocico alargado aparece, el tamaño prominente no pasa de ser percibido. 

Un aullido el lanzado a la luna.

La Alpha a vuelto.


Shirsthoper.


—No hay necesidad de pelear. Su manada la reconoce, pero aún así. No saben que ella ahora me pertenece. —rió sin poder evitarlo.—El control ahora es mío perro. Ella es mía.—su expresión es de absoluta derrota. No hay nada que el pueda hacer más que rendirse. Y aceptar su destino.

—No es tan fácil imbécil.—escupió, el hombre albino.

—Claro que sí.—(...).—Observa.—levantó su mano para chasquear sus dedos, en donde en cuestión de segundos una horda de vampiros arremetió con ellos. Lucha  se volvió incesante. Está vez era por defender a los heridos, por que. La guerra para ellos está perdida.

Los aullidos y gritos de dolor no se hicieron esperar nuevamente, la victoria es un plato sin sabor, con una consistencia agradable. La sangre expandida por el enemigo pinta el castillo.


Amón.


La perdida de sangre poco a poco va dejando me sin energía, hasta el punto de desfallecer en momentos. El inmenso esfuerzo que los guerreros ejercen para sobrevivir es impresionante, pero en vano. Poco a poco la esperanza se esfuma.

—¿Te rindes?—pregunta victorioso, encimado en el éxito de la batalla.

La pregunta resuena en mi cabeza como la mejor de las opciones. ¿Que tengo para perder?

Si ya lo he perdido todo.

No tengo una reputación que cuidar, no tengo dignidad que resguardar. No tengo nada, absolutamente nada.

Los cuerpos manchados de sangre, los ataques feroces, el dolor derramado por miles, pero aún así no fue suficiente. Estela no lo logro, nadie lo logro, yo no lo logre. La palabra decepción se queda corta, derrota nos queda grande, la muerte nos queda justa.

Cuanto daría por volver la a ver, por tener la cerca una vez más. Respirar su aroma o al menos estar en la misma habitación. Cuanto daría por tener la de nuevo en mi brazos, por que sea mía. Los recuerdos atormentan mi alma como cuchillos afilados enterrando se en mi cuerpo. Su largo y lacio cabello castaño, el color miel de su piel. Y ese azul tan vibrante y deslumbrante de sus ojos.

Quiero seguir vivo solo para algún día decir le en su cara que aun la amo. Pero temo, que no sucederá, ya que finalmente me estoy marchando.


Soberbia.

Bolga [Escapando  de el Alpha]Where stories live. Discover now