Capítulo 43°; ¿Dónde está ella?

2.2K 153 9
                                    

Día tres.

—¡Espera!—levante mi mano consiguiendo que se detuviera.—Estela, sácame de aquí. Haré lo que sea por ti, te sacaré a ti también.—dije tratando de convencerla.

—Mariana eso me convertiría en una traidora.—observa la pared evitando me.

—Estela...—(...).—No serás una traidora si tú reina no lo decreta.—utilizar el cargo que tengo, puede parecer una derrota, pero haré lo que sea con tal de salir de aquí.

—Mariana, el rey me encontraría, me matará.—sus ojos empezaron a poner se rojos.

—El no te hará nada Estela.—me acerqué viendo como luchaba por no llorar.

—No lo conoces me ha torturado, me ha hecho cosas horribles.—apretó la tela de su delantal sobre sus piernas. Las crueles imágenes posibles de lo que ese imbécil la ha hecho me causan nauseas, me da lástima por ella y también me preocupa, porque a este paso, yo tomare su lugar.—Mariana, temo por usted.—dijo. Palabras que nunca pensé escuchar. Ella es tan tierna e inocente, lo que me hace pensar que ese monstruo le ha causado tanto miedo, que ahora no es capaz de aceptar la esperanza.

—Vayámonos, sácame de aquí.—(...).—Te llevaré lejos Estela, nunca podrá encontrarte porque yo lo mataré.—levantó su rostro y me observo inerte por varios minutos, sin decir nada.

—No puedo sacarte de aquí.—bajo lo vista, para luego volver a observar me, como si algo se le hubiese ocurrido.—Pero puedo ayudar a que te saquen.—la habitación pareció brillar, la esperanza floreció.—Un lobo a venido muchas veces por ti.—se levanto y camino de un lado a otro.


Amón.


Todo un luchador, más bien un imbécil.

—Dijo que le perteneces, que eres su mate. Y que no va a descansar hasta tener te devuelta.—culminó. Mi corazón se derritió, imaginando la escena de un enloquecido lobo. Sin darme cuenta estaba siendo llevada por la maldita corriente del amor.

—Debes buscarlo. Ayuda lo, dile como entrar aquí. El te ayudará, te resguardará, mis betas te ayudaran también.—evadí mis pensamientos. Ordenando lo que debe hacer.

—Me matarán primero. Pensarán que voy a vigilar sus planes.—pareció dudar de el plan.

—Tienes que mencionarme, tienes que decir que vas de parte de mi. Te escucharán.—dije alentándola.

—¿Y si no me creen?—cuestiono, indecisa.

—El imbécil de Amón tiene que creerte, mis bebés te harán caso Byron y Sam te escucharán. Y si dudas a mitad de camino ve a el reino demoníaco, busca a el Rey, dile que vienes de parte mía, y que no hiberne, su madre estaba convirtiendo se en vampiro y creo que no tiene ni maldita idea.—la tomo por los hombros, apretando la.

—¿Qué pasa si creen que me has dicho todo esto porque te han obligado?—arroja.

—Busca a mis hermanas, diles y pregúntales esto; "¿Qué se hace en un día de piscina si no estás tú?", te creerán es definitivo.—culminé.

—Lo hago por usted, porque no quiero que ocurra lo mismo.—(...).—Porque todos merecemos una vida feliz.—sonrió.

—Tú también tendrás una, ¿lo entiendes?—(...).—No importa si tengo que morir para ver te feliz. Yo lo haré, te sacaré de aquí. ¿Está bien?—cuestione con lagrimas en los ojos.

Shirsthoper.

Su cuerpo levemente cubierto por las sabanas de seda, su silueta bien definida, me incitan a más. Me acerco a su cuerpo cuidadosamente para no despertarla, rozando su piel, observando su cabello desparramado, su hermosa piel. Me acerco a sus labios rozando delicadamente con los míos, al instante despertó empujando me. Tapando se con la manta. Exaltada y sin decir nada me observa confundida, enojada, con ese rostro de querer matar me.

Me encanta.

—No puedes huir siempre de mi.—(...).—En algún momento tendrás que ceder.—sonreí.

—Ni en tus sueños.—dijo seca.

—No seas tan dura contigo misma, se que me deseas.—dije acomodando mi traje.

—Me das asco, imbécil.—me fulmino con la mirada.

—Cuida tus palabras hermosa, no querrás conocer me enojado.—aparecí frente a ella.—Estoy haciendo las cosas por las buenas, no quiero obligarte a nada.

—Veté.—dijo esquivando la mirada.

—Eres una hermosa flor, una flor tan bella. Tocarte de manera brusca para mi sería un castigo.—levante mi mano, al instante retrocedió. Pase mi mano por la miel desnuda de su hombro con la mirada intensa sobre mi.—Estoy obsesionado contigo, perderte sería mi perdición. Por eso estás aquí, estarás aquí todo este tiempo, verás la luz del día a través de esa ventana, no saldrás a menos que sea conmigo. Y solo conmigo.—camine hasta la puerta de la habitación.—Recuerda siempre cariño, yo soy inevitable.—culminé, para finalmente ir me.

Camino a mi despacho no puedo evitar el deseo que tengo sobre ella, pero soy incapaz de obligarla. No quiero que se apague, no quiero se marchité. No quiero que muera esa esperanza de salir de aquí, esa esperanza que la mantiene viva, que hace que sus ojos brillen, que hacen que pueda despertar feliz cada día. Por eso, esperaré, esperaré lo justo, lo necesario, cuando por fin entienda que me pertenece, cesará y será mía eternamente.

Mariana.

Que maldito asco.

En el baño, cepillando me la boca ya la octava vez, asqueada de el rose de labios que despertó mi sueño, en donde era libre, en donde corría en un el bosque, en donde olía el aire fresco, en donde era feliz.

Maldito infeliz.

Me da igual, si me quieres, me da igual si estás obsesionado conmigo.

Me importa una mierda.

Una lastima que está maldita transformación haya anulado todos mis habilidades. 

Estela.

Un mapa de el castillo, de los túneles secretos, de las entradas escondidas y de las salidas de emergencia. Eso y más. Debo estar prepara da para enfrentar me a el enemigo, que pronto se convertirá en amigo, lo hago no solo por ella, lo hago por que quiero que pague, lo hago porque quiero que acabe esté maldito castigo.


Bolga [Escapando  de el Alpha]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن