Capítulo 7°: Lissa, Derek. (Editado)

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A pasado una semana desde que estoy en la manada, Hagarott Thie, me siento feliz de ser recibida aquí. No puedo negar que me siento alegre, aunque todavía estoy devastada por dentro, me siento vacía, como si algo me faltará. 

Mi familia es lo que normalmente me mantiene al margen, yo voy a sacarlos de ahí. No importa que. Aunque solo conozco a Guillermo. Además me siento extraña, aunque no me acostumbro que hagan las cosas por mi, que tiendan mi cama, que me preparen la comida, que me laven la ropa, es tan extraño para mi.

Hoy, después de estar durmiendo durante tanto tiempo y pensar que nunca lo diría; puedo decirlo al fin, porque realmente me siento así. Me siento radiante, nunca estuve tan limpia como hoy, mi cabello huele a lavanda, mi cuerpo huele a rosas, mis uñas de pies y manos perfectamente recortadas y pintadas. Nunca pensé darme estos lujos, realmente me siento una reina. 

 La ropa que han traído es hermosa, tienen muchos diseños y colores, yo nunca pensé que algún día me vestiría así. Antes de salir, vuelvo a mirarme en el espejo admirando toda está hermosa ropa que yo nunca esperé tener y aun más mis ojos, que a pesar de la semana que ha pasado aun siguen azules. Llevo puesto un pantalón corte alto negro con las rodillas rasgadas, una camisa blanca sencilla, unas converse y mi cabello en una cola alta.

Aprovechando la hora de la cena, salgo de mi habitación por primera vez, ya que durante toda la semana, todo lo que hecho es dormir. Pero hoy  voy a aprovechar que la cena no la han traído. Bajo, recordando donde está el comedor. 

Estoy frente a la puerta, doy tres golpes. Las puertas se abren y puedo ver al señor Hagarott, a una chica bajita de tes blanca, castaña de ojos grises y a un chico alto, de ojos color ámbar, de cabello castaño. Y más personas que no logro detallar. El señor Hagarott se levanta, se acerca a mi mientras posa su mano en mi hombro presentando, a las personas en la mesa, la de antes se llama Lissa, un lindo nombre en realidad y el chico castaño, se llama Derek. Luego está la mate del señor Hagarott, la señora Fiona de Hagarott, luego me presenta a su Beta el señor, Bernard y su mate, Mica.

Al comienzo de la cena todos me miraban, pero luego tuve que romper el silencio, ¿que esperaban?

—Es un placer conocerlos a todos.—digo mostrando mi mejor sonrisa.

—Igualmente.—el señor Bernard junto con su mate expresan.

—Eres muy linda.—Lissa.

—No para nada, tu lo eres mucho más.—empezando a comer aprovechando que la comida está servida. He de admitir que nunca había comido en una mesa de estás, me siento bendecida por la diosa Luna al estar aquí.

Estás personas son muy amables, quién diría que no son tan malos como realmente los pintan. Después de que preguntarán mi nombre de donde venía, lo que me habían hecho y dejar salir alguna que otra lagrima. Me retiro a la sala para luego subir la escaleras.

—¡Hey!, Mariana.—volteo, para encontrarme con Lissa, quién sacude su mano para llamar mi atención.

—¿Qué pasa, Lissa?, ¿Ocurre algo?

—Este...si, mi hermano yo queríamos saber, si tu querrías ver una película junto a nosotros.—señala a la puerta de atrás, supongo que son sus habitaciones.

Saben, nunca he visto una película que coloquen para que yo específicamente la vea. Solo he visto partes de ella, cuando me pedían que entrar a la sala de ese horrible mansión.  Pero hoy y por primera vez, la veré, porque hoy aprovecharé ser alguien nuevo.

—Si, Lissa, será un placer.—me dirijo hacía ella y empezamos a caminar hacía sus habitaciones. Entramos en la que parece ser de su hermano, el está colocando la película, en espera de nosotras. Cuando entre ya tenían todo preparado pues habían palomitas, refrescos. La película es de terror por lo que me cuenta su hermano, nunca pensé que en la televisión pasarán estas cosas, casi puedo comparar el miedo que siento ahora, con el miedo que he tenido antes.

Estos chicos son muy amables, según lo que me cuentan después de que la película termine, es que son hermanos y sus padres son el, Sr. Bernar y la Sr. Mica. Ellos han vivido aquí desde que tienen memoria. Lissa tiene 16 años y Derek tiene 17 al igual que yo. Lo raro aquí es porque el no es el Alpha.

Pica, pica la curiosidad. 

—Oye, Derek, ¿porque tu no eres el Alpha?—le digo para ver como se ríe de manera alocada.

—Mariana, no soy el Alpha, porque simplemente no lo quiero, antes estaba obligado a ser lo, pero ahora que has llegado tú, tú tomarás, ese lugar, tú serás la nueva Alpha.—se mete un puñado de palomitas en la boca.

Casi me ahogo con lo poco de refresco que me quedaba al escucharlo. 

Bolga [Escapando  de el Alpha]Where stories live. Discover now