Capítulo 6

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Sentía como si alguien me cargara, ya no percibía lo helado del frío suelo, al contrario me sentía muy liviana y tranquila

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Sentía como si alguien me cargara, ya no percibía lo helado del frío suelo, al contrario me sentía muy liviana y tranquila. Mi respiración era lenta, pausada y mis latidos eran normales. Estaba viva pero aún no podía abrir los ojos y no podía moverme. Cuando empecé a reaccionar sentí un ardor muy fuerte en mi pierna derecha y punzadas alrededor de ella.

El dolor era tanto que empecé a retorcerme por completo, encajé mis uñas en la palma de mi mano para poder amortiguar un poco el dolor pero no ayudó en nada. Mi boca estaba seca y mis labios demasiado resecos. Un quejido de dolor salió de mi boca al sentir otra punzada en mi pierna y me mordí el labio inferior.

—¿Adeline? —la voz de Arael se hizo presente y yo intenté despertar, abrir los ojos, pero no podía. Se me era imposible.

—todo está bien… Estás bien. Sólo aguanta un poco más, por favor. —habló suplicante y pude sentir que agarró mi mano, quise sonreír en ese momento.

Apreté la mano de Arael al sentir mucho ardor en mi pierna, quería gritar de dolor. Era algo insoportable. Aún no sabía lo que había pasado y tampoco sabía de Aspen.

¡Oh, no! Aspen…

De la nada mencioné su nombre asustada, preocupada y alterada. No me importaba el dolor en estos momentos, quería saber si él estaba bien. Había visto todo en cámara lenta, pasaba tan lento que creí que había sido una eternidad.

—¿Aspen? Está bien, no te preocupes. Te vas a recuperar pronto. —habló con nerviosismo Arael y eso me inquietó.

Sentía que me ponía algo en la frente, de seguro era un pañuelo húmedo para quitar el sudor que me cubría entera. Estaba muy cansada para pensar de nuevo, para recordar lo demás.

—… Aspen —murmuré con dolor y solté la mano de Arael.

No dejaba de pensar en él. De seguro había sufrido mucho y no había podido defenderse, sabía que estaba grave pero yo en esos momentos no podía ir a verlo. No podía si quiera levantarme. Cuando me sentí capaz de abrir los ojos y poder mover mejor mi cuerpo, lo hice. Al abrirlos y ver todo a mi alrededor me paralicé. Arael se encontraba a mi lado y estaba cubierto de sangre, la habitación era un desastre y lo peor era que al mirar mi pierna comprendí la situación. Sí, recordaba eso pero no pensé que fuese tan grave. Ya estaba curada y una venda cubría toda mi pierna pero el dolor aún no se iba.

—¿Qué sucedió? —hablé con la voz muy ronca y carraspeé. Mi vista aún seguía en mi pierna.

Arael parecía muy preocupado y no le juzgaba. Eso había sido extraño y de seguro sintió culpa por no llegar a tiempo. Conocía ese sentimiento tan bien como la palma de mi mano.

—nos atacaron… —murmuró con odio y rencor, sus ojos grises parecían tristes, apagados.

Moría por preguntarle de nuevo por Aspen pero no veía la ocasión. Habían cambiado mis ropas que de seguro estaban todas sucias y llenas de sangre, el piso estaba igualmente sucio y había marcas de ese color carmesí. Eran de él, era la sangre de Aspen.

Alas sombríasWhere stories live. Discover now