Capítulo 38

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—acaben con él

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—acaben con él...

Todos los finis voltearon de inmediato hacia Aspen. Uno que otro demonio alzaba sus manos para preparar su poder, otros sólo se mantenían alerta y muy pocos se acercaban hasta él. En ese momento, Aspen no se movió. Su respiración era muy acelerada pues jamás se imaginaba esto, que su padre se volviera en contra suya. Alec de inmediato se levantó y miró con horror a su padre, este no era el plan.

—padre, nosotros no quedamos en eso... dijiste que solo era para darle un escarmiento, que aprendiera a no mostrarse débil. —Alec habló desesperado y su horror permaneció con él.

Callum sólo levantó una mano para hacer callar a su hijo, este apretó los labios en modo de furia. Aspen retrocedía lento, estando alerta. El rey caminó hasta los demás demonios, estos se alejaron y le dieron paso a su amo, unos estaban inconformes por la escena pero otros disfrutaban del momento.

—mírate. Eres débil, todavía tienes humanidad. Pensé que te la había quitado tu hermano pero el cariño que sientes por ella... —miró con odio el cuerpo de la chica —. Es mayor a todo, debo quitarte eso... debo acabar contigo.

Aspen abrió los ojos y con una velocidad sorprendente corrió hacia la puerta principal, debía escapar lo más pronto posible. Salió al aire libre y la brisa impactó por completo en su cuerpo, él tenía que pensar un plan. El bosque estaba demasiado oscuro y era muy peligroso andar por ese lugar. Él no tenía alas así que por lo tanto no podía escapar volando. Su desesperación era muy notoria y el estrés se manifestó en sus acciones. No supo qué hacer así que corrió directo al bosque, no importaba si estaba oscuro.

Una bola de fuego cayó justamente en uno de los árboles frondosos del bosque y este se empezó a quemar muy rápido, las llamas se propagaban y solamente los ojos de Aspen reflejaban el ardor, el dolor y la furia de su padre. Él se quedó inmovilizado y no porque él quisiera. Un demonio de rango bajo lo quería controlar, este intentaba detenerlo para que los demás se encargaran de él pero Aspen era más fuerte de lo que todos pensaban y con su fuerza de voluntad pudo safarse del hechizo. El bosque para ese entonces ya estaba totalmente quemado, el fuego abarcó gran parte de este y era imposible pasar por el.

Aspen se giró en su mismo eje y vio a su familia, a las personas con las que convivió siempre. Los demonios, Finis y otras criaturas veían a Aspen con determinación, con furia y anhelo. Callum caminó lento, observando a todos aquellos que eran parte de su reino. Se detuvo cuando los demonios se apartaron y le dejaron un gran espacio en el centro, esto indicaba que él era su rey, su amo y único señor que les podía dar órdenes.

—hijo mío, has caído tan bajo de lo que esperaba. Ven con nosotros y tal vez te deje vivir. —su padre abrió los brazos, esperando a que su hijo aceptara y dejara a Adeline.

El hermano de Aspen permanecía a su lado, miraba con indiferencia a su hermano. Aspen observó con detenimiento a Alec, sus ojos de un color azul rey y vacío, su cuerpo de colores grisáceos y azules, su cabello blanco como la nieve. Aspen no iba a llorar más, no iba a lamentarse más por su hermano. Él ya no era el mismo y su apariencia lo decía todo. Alec sintió la mirada de su hermano y fijó sus ojos al frente, un gran vacío se reflejaba en estos, una tristeza surcaba su rostro y él no podía hacer nada.

Alas sombríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora