Capítulo 7 Parte 2

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Aspen sólo parpadeaba viéndome atónito, sorprendido y a la vez enojado

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Aspen sólo parpadeaba viéndome atónito, sorprendido y a la vez enojado.

—¡lo hicimos por tu bien! ¡Te estamos cuidando y protegiendo. Queremos que salgas de tu mundo de tristeza y dolor. ¡Por eso lo hice! —gritó Arael también frustrado.

Por el contrario, Aspen me miraba de una manera muy hostil, fría.

—¡pero yo no quería! Sí, deseaba que alguien me cuidara pero era preferible que yo muriera. Que me fuera y así dejar en paz a todos. —me bajé de la cama e hice puño mis manos.

—¡¡no podíamos hacer eso!! —gritó de una manera gutural, me quedé inmóvil viendo cómo Arael se ponía rojo de la furia.

—¡¿por qué?! Díganme una razón para quedarme y estar con este tipo de problemas. Una razón para no largarme de aquí ahora mismo y no verlos nunca. —trataba de respirar normal, tranquilamente y sin que mis emociones salieran a la luz.

Cuando me enojaba nadie podía pararme, podía ser la niña dulce, tierna, débil así como ellos me describían. Pero no me conocían lo suficiente.

—¡¡porque eres como nosotros!! ¡¡No eres normal!! ¿Ya lo entendiste? ¿Por qué crees que sobreviviste? —Aspen me gritó alterado, lleno de cólera.

Me quedé boquiabierta, todo mi mundo se paralizó al escuchar que era como ellos, que no era normal. Que era un ser sobrenatural...

—¡¿Cómo?! —muy apenas pude hablar porque mis piernas temblaban y sentía desfallecer. Rápidamente me agarré de la pared para no caer y no desmayarme.

—¡¿por qué diablos le dijiste eso?! —Arael parecía un toro, bufaba y estaba enfadado con Aspen. Todos estábamos realmente furiosos.

—¡¿Qué demonios querías que hiciera?! No podía dejarla ir... sólo mírala como está. —me señaló a mí y volvió su vista hacia Arael.

Yo ya no podía hablar, sólo las voces de ellos dos se escuchaban en el departamento. Un sudor frío me invadió por todo mi cuerpo al darme cuenta de mi aspecto. En el espejo completo estaba yo, llorando, con el cabello desordenado, ojeras profundas y lo que más me asustó fue ver que mis ojos eran de un color claro, eran parecidos a los de Aspen. Me quedé estupefacta viendo mi reflejo y cómo mis ojos cambiaban a un color extraño. Ya había visto que Arael los tenía negros porque era un ángel, Aspen los tenía de varios colores ya que era un demonio. Pero yo... no sabía lo que realmente era.

¡No sabía quién era!

Aspen y Arael guardaron silencio, me observaban asustados y alarmados. Ellos también estaban confundidos, pero yo me estaba muriendo por dentro. Y eso hizo que pensara mejor las cosas. Tenía ataques de pánico, enojo, salí viva del accidente que tuve hace años, no morí cuando intenté suicidarme y siempre guardaba mi dolor. Todos decían que era extraña, un fenómeno y que por eso no me querían. En ese momento pensaba que todos los comentarios que habían hecho alguna vez, eran verdad. No parecía humana, nadie se me acercaba ya que daba miedo... pero viví acostumbrada al rechazo y es por eso que jamás lo noté, jamás pensé que era diferente a los demás. Que no jugaba como los otros niños... yo desde pequeña dejé de ser alegre, dejé de sonreír de verdad, sólo tenía a mi muñeca preciada que tuve desde pequeña.

Alas sombríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora