Capítulo 12

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—no podemos seguir así, ya estoy harto de él

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—no podemos seguir así, ya estoy harto de él. Ese bastado solo te quiere a ti... pero jamás se lo permitiré aunque me cueste la vida. —Aspen se acercó hacia mí y me sostuvo por los hombros.

—por nada del mundo dejaré que Alec te haga daño. Primero tiene que pasar por mí para que te pueda llevar. Odio tanto ser esto, me odio a mi mismo por permitir tener una conexión con él... —Aspen me soltó y apretó sus manos furioso.

—no sé qué hacer. Ahora debemos irnos pero tú sigues herido. Tu hermano podría encontrarnos de nuevo y saber a dónde nos dirigimos. —Arael salió de la habitación y Aspen también.

Otra vez me quedé sola. Era tan ingenua, no entendía nada de ese mundo, estábamos rodeados de problemas; de personas que nos querían hacer daño y que querían obtener más poder sin importar lo que pasara a futuro. Todos estábamos muy preocupados, yo seguía confundida y estresada debido al hermano de Aspen. Sabía que podía ser difícil para él, luchar y pelearse con alguien de su misma sangre pero aún así tenía miedo de que a Aspen le sucediera algo. Podrá ser un demonio pero él seguía siendo débil por dentro... es por eso que su hermano se aprovechaba del gran corazón que tenía Aspen, sabía que él jamás sería incapaz de hacer algo malo en contra de su familia. Debía prepararme para lo que viniera.

Debía usar mis poderes, debía ayudarlos y no ser un estorbo para ellos. Arael también ya tenía suficientes problemas para cargar con alguien que lo único que sabía hacer era pedir ayuda, gritar y llorar. Estaba harta de ser débil, de no aprender nada, de ser una carga para ellos y no hacer nada productivo.

Agotada, salí de la habitación pero sin antes darme cuenta que una mariposa morada se posaba en mi mano. Extrañada y con mucha curiosidad toqué al gran insecto que estaba en frente mío. Un destello iluminó toda la habitación haciendo que llamara la atención de Aspen y Arael.

—¿Qué demonios es eso? —llegó Aspen cubriéndose el rostro por la iluminación. 

Él tampoco podía ver igual que yo, el asombro surcaba su bello rostro y ahí fue cuando me pregunté ¿cuando será el día en que dejen de pasar cosas extrañas? A cada momento ocurría una tragedia, algo sobrenatural, magia.

¿Acaso no podía tener una vida normal?

Dejando a un lado todas esas preguntas que siempre tenía, veía que Aspen aún seguía encandilado por la luz. Así que decidí contestar a su anterior pregunta.

—yo... no lo sé. —hablé confundida, la luz no me permitía ver nada.

—¡no puede ser! —habló Arael asombrado, él también apenas venía llegando.

—¿Qué pasa? —pregunté mientras veía cómo los ojos de Arael se iluminaban de una luz extraña.

Me sentía de nuevo confundida y no era una muy bonita sensación.

Alas sombríasWhere stories live. Discover now