Epílogo

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Adeline

—¿Qué me sucede? —pregunté asustada, mi corazón se sentía triste y muy apenas podía respirar.

Veía solamente una negrura que me envolvía, no estaba sola pues veía que un hombre estaba de espaldas. Era alto y parecía como si una luz le envolviera por completo, parecía lejano y cuando se giró no pude entender qué era lo que hacía aquí. Su rostro era triste y lágrimas rodaban por sus mejillas, sus ojos vacíos me decían que algo malo pasaba.

—estamos en una conexión. —dijo, acercándose cada vez más a mí.

Cuando caminaba sentía que mi mundo se detenía, mi corazón parecía latir con un poco más de fuerza y mis manos empezaron a sudar. No tuve miedo y solo fruncí el ceño porque no sabía nada. Recordaba que alguien me había secuestrado y que bebí sangre de alguien desagradable pero no recuerdo de quién y qué hacía allí.

—¿Qué conexión es esta? —pregunté de nuevo, tratando de verle el rostro para identificar quién era.

Me veía mis manos, que parecían estar desvaneciéndose. Mi cuerpo parecía estar en una transición y no podía evitarlo. Sin embargo, él parecía romperse, como si poco a poco fuera desapareciendo de este mundo. Todo se aclaró cuando él llegó a mí y pude ver unos ojos verde esmeralda, aunque uno estaba envuelto en sangre. Mi mente parecía recordar un poco pero no lo suficiente como para saber su nombre.

—sobre la vida, sobre una profecía. —dijo, tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos.

La calidez que sentí fue algo que me impactó y que jamás pensaba olvidar, me sentí viva esa vez y quise recordar su tacto para no olvidar quién era. Quería saber más pero el tiempo corría y pensaba que tal vez los dos íbamos a desaparecer. Solo él se iluminaba, solo él parecía triste y vacío por dentro. No sabía lo que pasaba y me dio miedo pensar que me iba a quedar sola.

—¿cómo? ¿A qué te refieres?

Me sentí de nuevo nostálgica y más cuando él soltó un sollozo de tristeza. Sus ojos se volvieron blancos y pude sentir que algo se quebraba en mi interior. Él soltó mi mano y acercó sus labios a mi frente, dando un cálido y hermoso beso lleno de ternura. Sus manos temblaban cuando tocaba mi rostro y un escalofrío me envolvió.

—estoy dando la vida por ti...

Esas palabras jamás las olvidaré, pues cuando él pronunció aquello, se desvaneció. La iluminación que corría por su cuerpo se perdió y él empezó a alejarse. Quería correr para poder alcanzarlo pero se alejó demasiado rápido y no pude llegar a él. Caminaba lento y su figura se distorsionaba cuando la negrura le invadía por completo. Sus aspecto parecía cambiar y convertirse en algo sin forma. Mis lágrimas empezaron a correr de inmediato porque realmente me sentía mal, una frialdad me envolvió en el instante en que esas palabras salieron de su boca. Me encontraba perdida y más cuando sentí cómo mi corazón dejaba de latir y una iluminación me recorría por todo el cuerpo. Quizás me sentía viva pero ya sabía la respuesta de aquello que ese hombre me dijo. La soledad se sentía mal, a pesar de que yo la amaba. Me quería morir y destruir todo a mi paso pero no podía hacer nada para recuperar lo perdido.

Él me estaba dando su vida para salvarme de algo que no sabía, de algo que no entendía y que no deseaba. La tristeza me invadió y grité a los cuatro vientos que alguien me ayudara. Me quedé sola y en un lugar al que le llamaba la divina oscuridad. Siempre me envolvía y esta no era la excepción, esa persona era importante para mí y yo simplemente no pude despedirme, decirle algo o preguntar. Creí que quizás era una persona cercana a mí pero cuando pensé mejor, mi mente se iluminó. Él era más que eso, él era tan especial y frágil que no quería que nadie lo tocara; esos sentimientos de culpa, de soledad, de enojo me invadieron al pensar que me habían quitado la razón de mi existencia.

Cerré los ojos y todo se apagó, mi corazón dejó de latir y cuando pensé que ya estaba muerta, alcancé a escuchar una voz en la lejanía. Fue un leve susurro que me causó escalofríos pero mi mente recordó y más cuando era algo que fue tan importante para mí. Cuando estaba aquella vez en el orfanato y ocurrió lo de esa noche, jamás pienso olvidar esa voz y la presencia que sentí a un lado mío.

Me sentí de nuevo confundida pero ahora tenía algo en claro, él siempre estaba ahí para cuidarme, para protegerme y decirme que todo estaría bien. Lo perdí y no pude hacer nada para salvarlo, ahora sé que todo cambiará si es que salgo viva de este lugar.

—jamás me alejaré de ti...

Mi corazón latía y sabía perfectamente que era por él, lo decía literalmente porque creí que me había salvado. Creí que él me había dado su corazón, su vida para yo poder vengarme de los que nos hicieron esto. Pero la confusión me invadió más cuando esas palabras salieron de su boca y me dejaron petrificada.

Quizás solo él dio una parte de su corazón, quizás él aún estaba vivo intentando buscarme de nuevo para llevarme a la luz que tanto buscábamos...




"Sabía que le amaba pero también que no podríamos estar juntos. Y menos cuando él era un ser que nunca había tenido capacidad de amar"

Alas sombríasWhere stories live. Discover now