Capítulo 30

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Me desperté de un salto, mi corazón latía a toda velocidad, mi respiración era demasiado pesada y un ardor terrible se apoderaba de mi garganta

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Me desperté de un salto, mi corazón latía a toda velocidad, mi respiración era demasiado pesada y un ardor terrible se apoderaba de mi garganta. Mis ojos también ardían y sentía que me estaba quemando por dentro, a lo mejor llegué a tener temperatura y jamás me dí cuenta. A lo lejos alcancé a ver a Devon recostado en un sofá pequeño, observé la habitación con detenimiento y me dí cuenta que no estaba en mi cuarto. Esto no podía estar pasando.

Quise moverme o alejarme lo más pronto posible de él, apenas recordaba lo que había sucedido y sabía que había sido los peores momentos de mi vida.

—ni se te ocurra moverte.—dijo Devon mientras abría los ojos y estos estaban de color carmesí.

Mis nervios estaban al tope, él me había hecho algo pues sentía una extraña vibra o sensación en mi cuerpo.

—ahora eres mi creación, eres mía. —dijo con voz severa, susurrante.

Se levantó despacio, analizando mi rostro y todo mi ser. Caminaba de un lado a otro y me hacía sentir de una manera inexplicable. Yo le seguía con la mirada, observando sus movimientos.

—ahora eres como yo. —dijo mientras una brillante sonrisa se formaba en su rostro.

Mis ojos se abrieron al límite, sorprendida y temerosa. Devon abrió los brazos esperando a que yo me lanzara hasta él y le abrazara pero la verdad es que yo quería otra cosa mucho peor, quería destruirlo por acabar mi vida en tan poco tiempo. Un deseo oscuro se instaló en mi corazón, jamás se lo iba a perdonar.

—vete, no te quiero ver. Eres un ser despreciable. —apreté la mandíbula furiosa, lágrimas salían sin previo aviso y yo era la única que sabía la razón.

Devon bajó los brazos, desilusionado y cansado. Sonrió tristemente y me dio la espalda.

—yo sé la razón por la que me odias, no quisiste que te convirtiera y lo entiendo. Pero... —habló girando sobre su propio eje y se acercó a paso acelerado.

Yo me alejé de inmediato de él, lo detestaba. Me agarré las rodillas con miedo a que me hiciera algo, quise hundirme en mi propia miseria.

—no, no me hagas esto. Por favor... no debes temerme. —dijo mientras se arrodillaba a un lado de la cama.

Lágrimas salían de mis ojos, esto me ponía mal y no sabía el porqué. El ardor persistía en mi garganta, me sentía fatal.

—solo aléjate, Devon. Yo no quiero ser esto... no puedes hacerme esto. —negué mientras me salía de la cama, caminé a paso rápido y traté de abrir la puerta para salir de ese lugar que me tenía asustada, sofocada.

Apenas llegué a ella y la abrí pero se cerró de golpe y mis esperanzas se fueron a lo más escondido de mi ser.

—no vas a salir, primero debes alimentarte o vas a morir. —habló Devon muy cerca de mi. Tenía una mano en la puerta y otra en mi hombro.

Alas sombríasWhere stories live. Discover now