Capítulo 15

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Cuando subí las escaleras para llegar al departamento me sentí rara, extraña y confundida

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Cuando subí las escaleras para llegar al departamento me sentí rara, extraña y confundida. Aún me preocupaba Aspen y lamentaba haber dicho semejante idiotez por parte mía.

Cuando llegué al pasillo donde se encontraba el departamento de Arael noté en el suelo pequeñas gotas de sangre, de ahí supe que algo andaba mal y más por el terrible presentimiento que tenía sobre ello. Corrí, corrí lo más rápido que pude y toqué la puerta varias veces ya que le ponían llave por si algo ocurría. De inmediato Arael me recibió con una cara de pocos amigos, atrás de él estaba Alaia y tampoco se veía muy contenta. Apresurada entré notando que Aspen no se encontraba y cuando me di cuenta de ello todo se derrumbó para mí. Casi que salí volando de la sala de estar en busca de Aspen, fui a las recámaras y no estaba, me metí al baño y tampoco, la cocina estaba vacía y pude distinguir el extraño olor que había en ella. Cuando me percaté de que el olor que impregnaba la cocina salía del refrigerador, abrí la puerta de este y me quedé helada viendo con estupefacción la cosa que estaba arriba de un plato y lleno de sangre.

Grité, grité demasiado fuerte que casi me quedaba sin voz. Todo mi mundo se hizo pedazos al sentir una mirada en mi nuca, asustada me giré temblando de miedo y mis ojos se quisieron cerrar por unos momentos pero traté de no cerrarlos y no caer al suelo.

—Arael... —temblé de miedo y parpadeé varias veces para ver si era real.

Atrás de Arael estaba Alaia, sonreía de una manera malvada, sus ojos no eran morados sino blancos, era un demonio. Arael seguía viéndome extraño al notar mi expresión pero al apuntar con mi dedo índice detrás de él, Arael reaccionó a tiempo y se alejó. Los dos veíamos a Alaia retorcerse que me imaginaba era por el dolor y su cuerpo cambiaba de una forma muy anormal. Le salieron escamas en todo su cuerpo, sus hombros y espalda se ensancharon, todo parecía muy raro, loco y anormal pero recordaba que en ese mundo existían seres sobrenaturales nada más que no había visto uno como aquel. Arael temblaba y eso me dejó en claro que él no se lo esperaba, él me hizo para atrás con su brazo y nos quedamos admirando la extraña criatura de en frente.

Por lo que pude alcanzar a ver, a Alaia le salieron garras y demasiado largas. Su cara se deformó por completo al momento en el que le salieron colmillos y bultos en sus pómulos.

Arael me susurró lentamente y presté mucha atención.

—tenemos que correr a la cuenta de tres. —habló bajo mientras el monstruo seguía retorciéndose.

Yo quise negar y decirle que se nos podía ocurrir otra cosa pero lo hizo tan rápido que no me dio tiempo de hablar. De la nada sacó sus alas y me sostuvo de la cintura con sus brazos, solo me quedé tiesa viendo como Arael me cubría con sus alas y una luz casi mágica salía de él, brillaba y yo solo abrí la boca por el asombro.

—¡¡tres!! —gritó y de ahí solo sentí un jalón en mi cuerpo y aire fresco.

No vi nada, no supe en dónde estábamos pero les aseguro que no estaba en el suelo. Estábamos volando y eso me atemorizó por un rato pero tuve que calmarme para no caer.

Alas sombríasWhere stories live. Discover now