• Capítulo 23; Ela.

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Las campanas se encontraban en una perfecta armonía junto con el órgano y el coro que resonaban por toda la iglesia; la gente se encontraba sentada ansiosos de ver a la única persona que podía vestir de blanco en tan grande celebración. La unión de una pareja completamente enamorada les otorgaba esperanzas, esperaban que esto hiciera un cambio significativo.

¿Pero que exactamente debían cambiar?

Las puertas de la iglesia se abrieron haciendo que el pelinegro sintiera a su corazón parar de latir ¿Qué demonios estaba pasando? Entre la luz que deslumbraba en la entrada de la iglesia se logró ver una silueta cubierta de blanco que camino hasta él junto a un gran ramo de rosas rojas provocando un hermoso contraste entre lo puro y lo sucio.

Tan pronto dio su primer paso observó a la gente ¿Cómo buscar esperanza si lo primero que hacían era juzgar? Podía escuchar los murmullos juzgando toda la apariencia de esa persona que simplemente buscaba un poco de comprensión y amor. Su costo era realmente alto, así que se tapó los oídos y siguió sonriendo aún a pesar de que la gente decía cosas no tan lindas sobre ella.

Pudo recordar cómo un momento casi borroso y lejano cuando la conoció, con sus labios rojos y sus grandes ojos tan claros como el cielo azul; Ela era una mujer realmente bella pero se encontraba envenenada por el temor de lo que la gente diría de ella. Ella fue quien le coloco una máscara como la suya para simular una felicidad inexistente.

Su tímida sonrisa le hizo sonreír tomándola de las manos para proclamarle a todo el mundo lo falso que era su relación ya que no podían mirarse más allá del cariño de amigos. Ela era buena pero lamentablemente ella no podía ver eso, miraba lo que la gente deseaba que fuera ¿en dónde quedaba lo que ella quería ser?

Yo Daniela, juro amarte por toda mi vida Javier. Mintió.

Miro nuevamente a la gente, nadie estaba sentado en su espacio más que sus padres. Él no tenia amigos ni familia; estaba sólo. Ahí observó su mayor temor. El quedarse solo.

De un momento a otro se encontró en el gran cielo azul cayendo a gran velocidad hacia el suelo, no podía frenar lo inevitable en ese momento, a menos claro, que abriera los ojos. Se aferro a la silla despertando de su pesadilla, unos grandes y cansados ojos violetas le miraban con calma.

─¿Soñabas qué caías?─ Preguntó, el contrario asintió.─ Dicen que cuando sueñas que caes y no logras despertar antes de estrellarte mueres.

─Entonces creo que he tenido suerte, creo que estuve a centímetros del suelo.─ Murmuró sentándose correctamente y mirando a Mayo.

El de anteojos sonrió levemente, se encontraba sentado en una camilla de hospital recuperándose de su sobredosis, los doctores habían afirmado que tenia suerte de seguir vivo pues de haber tomado unas cuantas pastillas más no hubiera podido sobrevivir.

─Yo solía tener ese tipo de pesadillas, dudo que sean sueños.─ Murmuró mirando la ventana y aspirando el desagradable olor que los hospitales poseían.

El de ojos azules recordó a Ela bajando la mirada. Ella no era una pesadilla, al igual que el vivían en un reproche. La diferencia es que ella había decidido quedarse ahí.

─Yo solía vivir en una pesadilla, ahora creo que estoy soñando al máximo.─ Murmuró tomando su celular para mandarle un mensaje a cierto castaño que había regresado al principio de su travesía.

─El esta bien.

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@someonepink__

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