Capítulo 44; Mejor amigo.

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Todo era muy nuevo para el, todas las personas ahí vestían de la misma manera, de una camisa y un pantalón totalmente blanco que le disgustaba mucho sin embargo no pudo decir que no al momento de también colocársela. El ambiente, era pesado y para nada armónico, tan diferente a lo que está acostumbrado. No podía hacer nada más allá de comer, dormir, leer e ir a sus terapias.

Estaba más que seguro que así nadie lograría curarse de una depresión o trastorno ahí y el ver a la gente que estaba instalada ahí lo hacía reafirmarlo. Nadie era feliz, de hecho nadie ni por una mínima razón sonreía.

Excepto un chico.

-Hola.- Lo saludo, tenia ojos color turquesa y cabello castaño además de que de menor estatura a la suya.- Soy Agapito.- Dijo junto a una sonrisa.

-¿Hola?- Pregunto extrañado.- Yo soy...

-Eres el nuevo lo se.- Interrumpió.- El es mi amigo Acenix.- Señaló a un chico de cabello gris y ojos verdes claros que lo miraba con indiferencia.

-Eh... hola.- Saludo con una sonrisa tímida, el peligris sólo se cruzó de brazos y rodó los ojos.

-¿Tu por que estas aquí? - Pregunto el menor entre los tres chicos, el castaño trago saliva mirando hacia un lado.

-Estas siendo muy directo Aga.- Hablo el peligris.

-Oh lo siento, no debes contestar si no quieres.- Volvio a sonreírle, Sparta se permitió sonreírle.

-¿Qué edad tienes?-Pregunto.

-Tengo 13 años, Acenix tiene 15 años ¿y tú?

-Yo tengo 16 años.- Contestó.

-Woow, somos casi de la misma edad.- Alegó el menor.- Te veníamos a preguntar si querías almorzar con nosotros para que no estés sólo.

-Tu le venias a preguntar, yo solo te acompañe.- Dijo el ojiverde.

-No quisiera ser una molestia.- Contestó antes que menor quien negó.

-No lo serás, venga vamos.- Hablo y tomó a los mayores de la manos para encaminarse a los comedores, miro al ojiverde extrañado y este sólo lo miro de reojo antes caminar a un lado del menor.

Esos fueron sus primeros amigos, le tomó tiempo hacer que el peligris confiara en el pero al final ambos se hicieron muy unidos, Aga por otra parte era como su hermano menor. Ambos cubrieron un vacío en su pecho y se sentía agradecido por ello.

Cada uno tenía un problema diferente al suyo.

Aga tenía trastorno por déficit de atención con hiperactividad, no era lo suficientemente malo para estar ahí por lo que no entendía por que realmente estaba ahí.

-Es por que sus padres querían deshacerse de el, todos aquí estamos por ello.- Recordó la duras palabras del peligris, tenia sentido hasta para el por que aplicaban también en el por que el estaba ahí.

Su madre no comprendío que no necesitaba esto para curarlo.

Por otro lado el peligris tenía trastorno de la personalidad por evitación, si bien también necesitaba de ayuda para poder combatir este problema y poder acercarse a demás personas su familia (extremista e ignorante) lo abandonaron ahí para que tratarán de ayudarlo, cosa que en sus seis años de estar ahí nunca pudieron.

Pasaron dos años mas para que un nuevo problema viniera, solo que esta vez no pudieron hacer mucho. Nadie realmente podía y eso era frustante.

-Lo lamento, lo que su amigo tiene es leucemia.- Anuncio el doctor, los dos chicos de ya 18 y 17 años lo miraron sorprendidos.- Es bastante avanzada y dudo que podamos hacer algo aquí.- Siguió, el peligris se recargo en una pared para evitar caer y estrellarse en el suelo. El doctor los miro con tristeza.

Aga siempre había sido valiente, sin embargo los dos mayores no, ellos se derrumban cada vez más mientras veían como al menor cada vez le quedaba menos tiempo, la vida se le escapaba del cuerpo y así fue. Un día simplemente su corazón dejo de latir.

Los días ahora eran callados, el peligris se mantenía inerte. Pasaron meses a hasta que el chico se acercó a el nuevamente y le abrazara llorando desconsoladamente, lo entendía y entendía su trastorno, como cualquiera a veces no podía conciliar el hecho de que alguien a quien había querido tanto se fuera.

Aga había sido y era alguien muy importante para el.

Meses después empezaron extrañas desapariciones, los encargados empezaban a preocuparse de la mayoría de ellos eran encontrados tiempo después a los finales de un río. Trataban de escapar de la pesadilla que era estar ahí.

El hecho es que el método se propagó demasiado rápido.

Acenix lo miro con miedo, negaba insistente y lo tomo del brazo.

-No, no lo hagas.- Hablo.

-Debo intentarlo...- Se apresuró a decir el chico, entregándole unas cartas.- Por favor, si esto va bien volveré por ti.

-No, no por favor.- Siguió, sus lágrimas eran prueba de lo asustado que estaba.- No quiero que mueras, no podría soportarlo.- Murmuró dejando de lado las dies cartas que había dejado.

-Eres mas fuerte de lo que crees Acenix.- Murmuró acariciando su mejilla para retirar su lágrimas.- Gracias por todo amigo.

El peligris se sintió devastado, no podía hacer más cuando el ya estaba seguro de lo que quería hacer. Lo abrazo con tanta fuerza, lo suficiente como para darse cuenta que pasaría mucho tiempo hasta que lo volvería a ver.

-Por favor, vuelve a salvo ¿Ok?- Le dijo sujetando su mano, el contrario asintió.- Eres mi mejor amigo, Sparta...

Lo triste fue que Acenix salió un año después de aquella institución de rehabilitacion y que Sparta nunca había vuelto.

@Globit0o

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