Capítulo 03 - Limar asperezas

939 81 115
                                    

—Annie, ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado?

Matt me mira con preocupación pero yo sigo sin pronunciar una sola sílaba. Sorbo mi nariz y enseguida me ofrece un pañuelo.

—Gracias.

—¿Estás bien? —asiento detenidamente sonándome.

—Sí. Simplemente necesitaba salir y tomar el aire.

—Vamos, te acompaño a tu casa.

—No te molestes, vivo cerca.

—No importa, te acompaño, así me voy a quedar más tranquilo.

—¿Vienes de jugar baloncesto? —pregunto mirando el balón que tiene en el otro brazo.

—Sí. Dentro de nada vamos a empezar los partidos y tenemos que estar entrenados —asiento detenidamente mientras caminamos de vuelta a casa —. ¿Qué tal llevas estar aquí? ¿Te gusta Milán?

—Sí, es precioso la verdad.

—¿Y el idioma cómo lo llevas?

—Por el idioma no tengo problema. En California daba clases de italiano.

—¿A si? —asiento —¿Cómo se dice… Instituto?

Istituto —intento decir con buena pronunciación. Matt me mira con asombro.

Amo il basket. ¿Qué he dicho? —dice mirándome con ambas cejas alzadas.

—¿Enserio? —suelto una carcajada —Has dicho que te encanta el baloncesto, tampoco es tan difícil —me detengo ya que ya hemos llegado.

—¿Y si te digo que eres molto bella? —dice mirándome atentamente.

—Eso se lo dirás a todas, ¿a que si? —una sonrisa se asoma por sus labios —. Grazie e buona notte, Matt.

Entro en casa e inmediatamente escucho el sonido de la tele.

—¿Dónde te has ido? Me tenías preocupada.

—Necesitaba que me diese el aire. Tía, mañana me iré a ver cosas de Milán que aún no he visto, avisare a Madison y a April para que me acompañen.

—Claro pero, ¿y si viene tu padre?

—Sí me quiere ver que espere. Buenas noches.

—Buenas noches —dice ella soltando un profundo suspiro.

Una vez me pongo el pijama cojo el móvil buscando el número de Madison y cuando lo encuentro pulso a llamar. A los tres toques me lo coge.

—Hola Annie, dime —dice con la voz algo agitada.

—¿Todo bien? Te noto agitada.

—Sí, es solo que estaba en el baño, he escuchado que me sonaba el móvil y he ido corriendo.

—Te llamo para preguntarte si te apetece mañana acompañarme a ver sitios de Milán que aún no he visto.

—Claro —dice con entusiasmo —. Además, ya sabes que estoy sola, me vendrá bien distraerme.

—Está bien, quedamos sobre las diez. Llama a April a ver si puede.

De repente me giro mirando hacia la ventana encontrándome con la luz encendida de la ventana que da a la habitación justo enfrente.

—Annie, ¿estás ahí? —la voz de Madison me saca de mis pensamientos.

—Sí, si —sacudo la cabeza —. En cuanto sepas algo de April dímelo.

Close  ✔️Where stories live. Discover now