Capítulo 32 - Callum

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ANNIE EVANS

Doce horas después el avión está ascendiendo aterrizando en Milán. Le mando un mensaje a mi tía avisándola y le mando otro otro a Caleb, pero en cambio, a Caleb no le llega. 

A medida que camino hacia la salida, la despedida que he tenido con mi madre viene a la mente. Me ha prometido que va a hacer todo lo posible por recuperarse, también me ha pedido que me centre en los estudios y me ha pedido perdón por el pasado. A Elena y a sus padres también les he dado las gracias por su hospitalidad y, a ella en concreto, le he dicho que puede venir a Italia cuando quiera. 

Justo cuando salgo del aeropuerto visualizo a mí tía con una sonrisa radiante en su rostro. Me acerco rápidamente hacia ella dándole un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. 

—¿Cómo estás, cielo? —dice acariciándome la mejilla.

—Cansada pero bien —sonrío levemente. 

Cuando subo al coche y mi tía lo arranca, me doy cuenta de que hoy es martes y son las cinco de la tarde. Estando en California he perdido la noción del tiempo. 

—¿Qué tal te has sentido al volver a California?

—Me ha gustado reencontrarme con la ciudad y con mi amiga Elena pero… siento que ya no es mi sitio.

Mi tía me mira por un momento y forma sus labios en una fina línea. 

—Dormiste con Elena, ¿verdad?

—Sí y lo agradezco porque si me quedaba en mi casa, se me iba a hacer cuesta arriba, son muchos recuerdos. Mi madre me ha dicho que mi padre tiene pensado vender la casa. 

—¿Y qué opinas de eso? —Pregunta girando el volante hacia la derecha. 

—Me da igual, si lo quieren hacer, que lo hagan. 

Cuando llegamos a nuestra urbanización mi corazón se paraliza al visualizar a varios agentes de bomberos en la casa de Caleb. Mi tía y yo nos miramos atónitas y bajamos del coche. Inmediatamente empiezo a correr hacia la casa con el corazón en un puño pero mi tía me detiene cogiéndome del brazo. 

—¡Suéltame, Caleb puede estar ahí dentro! —grito completamente desesperada. 

—¡No, Annie! No hay nadie en casa. 

De repente, toda la tensión que mi cuerpo había acumulado en menos de un segundo, se desvanece. 

—¿Cómo estás tan segura? 

—Porque están en Roma desde ayer. Métete en casa, voy a ver qué ha pasado. 

Mi tía se dirige hacia los agentes que están pagando el fuego. Yo me limito a quedarme en el mismo sitio en el que estoy completamente alucinada al ver la casa de mi novio completamente quemada. ¿Caleb está en Roma? ¿Le habrá pasado algo a Callum?

—Vamos —dice mi tía pasando por mi lado e inmediatamente reacciono y la sigo hacia la entrada. 

—¿Qué ha pasado? —Digo aún en shock. 

—No lo sé. Los vecinos han llamado diciendo que la casa se estaba incendiando —suspira frustradamente.

—Pero…, ¿Tú no has visto nada?

—No, no —niega con la cabeza —. Antes de ir a por ti me he ido al centro a hacer unos recados —. Voy a llamar a Jack, tiene que saber esto —dice mi tía dirigiéndose hacia las escaleras.

—Pero cuéntame por qué se han ido a Roma. ¿Le ha pasado algo a Callum? —Digo siguiéndola mientras subo las escaleras.

—Callum ha despertado.

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