Capítulo 09 - Culpabilidad

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CALEB SPROUSE

Aparco la moto a dos calles más atrás de casa de Jackson ya que no quiero que terminen por reventármela —una persona ebria puede llegar a eso y a más —. Me quito el casco de la moto y me arreglo el pelo mientras me pongo el gorro. A medida que voy avanzando voy escuchando la música que proviene de la casa de Jackson. Cuando llego hasta ella observo que la puerta de su casa está abierta para que entre y pase la gente. Cuando entro me tengo que abrir el paso entre la gente.

Realmente, ¿qué estoy haciendo aquí? Este tipo de fiestas no van conmigo. Callum hubiese estado encantado de acudir a estas fiestas. Callum es todo lo contrario a mi: prepotente, superficial, chulo y todo un rompecorazones pero también la oveja negra de la familia, bueno, si a mí familia se le puede considerar familia.

Cuando entro en el salón visualizo inmediatamente a Jackson y a Matt. Jackson desvía su mirada e inmediatamente me visualiza.

—Hey Caleb, has venido —dice acercándose a mí.

—Sí. Feliz cumpleaños tío —choco mi mano con la suya y nos damos un ligero abrazo.

—Gracias tío y gracias por venir —sonríe agradecido, al ver que llevo un pequeño paquete en la mano y  añade: —eso lo puedes dejar en una mesa que está allí —señala un parte del salón —, allí están todos.

—Oh, vale.

Voy a dejar el regalo sobre esa mesa y me dirijo a la cocina a servirle un refresco. Me abro el paso entre la gente decidiendo ir con Jackson.

—Hey Caleb, ¿llevas tu cámara? —pregunta Matt, al levantarse se desvía un poco e intenta no caerse de nuevo al sofá.

—No, no me arriesgo a que alguien me la rompa.

Escucho el tema de conversación que tienen entre ellos y creo que no voy a durar mucho tiempo aquí. Resoplo interiormente. De repente veo a Jackson frotándose el rostro y veo que se marcha. Frunzo el ceño ante eso y decido seguirle porque sé que algo le ocurre.

—Jackson, Jackson —le llamo y él se gira —, ¿Qué te ocurre? —él forma sus labios en una fina línea y me indica que vaya con él hacia la cocina.

—Cierra la puerta, por favor.

—¿Qué pasa?

—Nada, lo mismo de siempre, mi padre… —Jackson niega chasqueando la lengua. Me acerco a él apoyando mi mano en su hombro en señal de apoyo.

—Los padres son los que nos tocan, no podemos elegir a la familia.

—Lo sé… hace unas semanas se fue a España de viaje de negocios y aún no ha vuelto y ni una sola llamada para felicitarme. El viernes que viene tenemos el primer partido de la temporada y tampoco me pregunta cómo voy con los entrenamientos.

—Pues te pregunto yo, ¿cómo los llevas? —Jackson sonríe.

—Bien, trabajando duro.

—¡Ese es Jackson Williams! Es tu cumpleaños, tienes que venirte arriba —le animo sacudiendole provocando que se ría.

—Gracias tío.

De repente la puerta se abre, ambos miramos hacia la puerta viendo a una chica morena y otra rubia que reconozco a la perfección, pero esta noche no lleva el pelo recogido: lleva una falda vaquera que le llega un poco más alta de las rodillas y una camiseta hasta los codos, una camiseta ceñida a su cuerpo, tanto así que se le marcan los pechos... Su pelo es ondulado y recogido de los extremos. Me fijo en su rostro y veo que se ha maquillado de una forma muy sutil. Sus labios están pintados de color rosa. ¿Por qué la estoy mirando tanto? Tengo que admitir que luce realmente fascinante.

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