Capítulo 52 - Venecia

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A la mañana siguiente me despierto en los brazos de Caleb y aunque me insiste en quedarnos cinco minutos más en la cama dándonos cariño, consigo convencerle para que se vista y salga de aquí por dónde ha venido antes de que mi tía pueda sospechar. 

Cuando bajo a desayunar lo hago con temor por si mi tía escuchó algo anoche pero tan solo se limita a darme los buenos días y a darme un poco de conversación mientras desayunamos. Madison me manda un mensaje pidiéndome que si puedo pasar por su casa a recogerla, así que no tardo en acabar de desayunar, despedirme de mi tía y salir por la puerta. Justo antes de arrancar el coche le mando un mensaje a mi padre diciéndole que me gustaría hablar más tarde con él y en cuanto pueda. No le he dicho de qué quiero hablar con él pero mi tía tiene razón, tengo que consultarle lo de la excursión a Venecia

Una vez llegamos al instituto entramos en clase y el profesor no tarda en entrar pero cuando la clase ha iniciado, nuestro tutor interviene dándonos un papel con la información que necesitamos sobre el viaje a Venecia: los días que estaremos, el sitio donde nos alojaremos y abajo la firma de nuestros padres o tutores. El profesor nos hace callar por el murmullo que están causando los jugadores de baloncesto. 

Posteriormente el profesor observa la lista y va nombrando de forma aleatoria los que tienen que salir a exponer el trabajo. Primero empieza por Jackson y cuando el profesor lo menciona a él mi amigo pone los ojos en blanco. Jackson empieza a exponer el trabajo bajo las preguntas trampa del profesor preguntándole cosas de lo que ha realizado para cerciorarse de que al menos le había entrado en la cabeza la información que ha buscado. Quince minutos más tarde el profesor le indica a Jackson que se puede sentar y anota algo en su libreta de notas. Más tarde el timbre suena e interrumpe a una compañera que le quedaba muy poco para exponer su trabajo.

—Continuamos mañana. 

—Ese profesor siempre va a pillar —protesta Jackson cogiendo su mochila soltándola de mala gana sobre la mesa. 

—Menos mal que te dije que te leyeses el trabajo —dice Madison sacando los libros que nos tocan ahora, de repente sigo con la mirada a Susy, ella sale del aula con una llave en la mano. Me imagino que irá a la taquilla así que es el momento perfecto. 

Salgo de la clase dejando a mis amigos hablando y camino siguiéndola a unos metros de ella. La rabia invade mi cuerpo, me pongo a su lado haciendo que la puerta de su taquilla se quede justo delante de mí rostro y cuando cierra la taquilla lo primero que ve es mi rostro con una sonrisa falsa dibujada en mis labios. 

—¿Qué quieres? —Espeta. 

—Hablar contigo.

—¿De qué? Tú y yo no tenemos ningún tema en común para hablar. 

—Oh, ya lo creo yo que sí. Caleb, por ejemplo.

El rostro de Susy se vuelve algo serio y después me mira de una forma amable —fingiéndolo, obviamente —. 

—¿Todavía sigues con eso? Yo paso del friqui de tu novio. Supéralo ya. 

—¿Ah, si? ¿Pasas? —Ladeo la cabeza —¿Y por eso ayer te llevo a casa? ¿Y por eso intentaste besarlo?

Susy abre un poco los ojos sorprendida pero su expresión cambia de inmediato al de una chica afable. 

—Yo no tengo la culpa de que tu querido novio aún se acuerde de mi. 

—¿Acordarse de ti? —Intento reprimir una carcajada pero es completamente imposible, mi risa hace enfurecerla —. Caleb ya no se acuerda ni que existes, supéralo ya, lo vuestro ya pasó. 

—Donde hubo fuego siempre quedan cenizas. 

—Pues las cenizas ya se las ha llevado el viento porque de lo vuestro ya no queda ni el polvo. 

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