Capítulo 3

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Wanda enrosca su brazo con el mío y comienza a llevarme por los amplios pasillos repletos de gente. Muchos voltean la mirada hacia nosotras, me miran con extrañeza y curiosidad. Noto que cuando Wanda los atrapa mirando ellos desvían la mirada.

— ¿Ya tienes tu horario, amiga?

Abro mi boca y la cierro un par de veces aun sorprendida por su arrebato.

— Tomaré eso como un "no" —suelta con voz cantarina—. Por cierto... ¿Cuál es tu nombre?

La chica tiene una fuerza impresionante y su piel de porcelana es helada.

— Ariel Rowclay —encuentro mi voz—. Oye, espera un segundo —pego mis talones al piso—, ¿Por qué quieres ser mi amiga?

Wanda se detiene frente a mí y me mira, lentamente sus ojos me recorren de los pies a la cabeza nuevamente. Cuando llega a mis ojos me sonríe.

— Tengo el presentimiento de que eres como yo —se encoje de hombros—. Y siempre quise una mejor amiga.

Ella vuelve a enroscar su brazo y reinicia la marcha.

Parpadeo confundida.

— ¿No tienes amigos?

Mi pregunta la hace bufar divertida.

— Cariño, tengo amigos de sobra y todo aquel que no está en mi círculo íntimo, matarían por estarlo —sacude su perfecto cabello—. Pero no tengo una mejor amiga, las amigas que tengo las conozco demasiado bien como para que desempeñen ese papel...

No agrega más y lo entiendo a la perfección. Si conoce bien a sus "amigas" debe saber que tan leales son a ella.

Pero aun así no entiendo porque querer que yo -una completa extraña- sea su "mejor amiga". Es decir, soy demasiado común, tengo demasiada humanidad y ella...Ella camina como si fuera la dueña del lugar, de hecho, todos la ven como si lo fuera.

Wanda nos lleva hacia una especie de recepción donde una mujer de piel rosa claro al vernos nos sonríe.

— Hola, dulce Lorie —ronronea Wanda por la abertura del cristal—. Esta es mi mejor amiga Ariel, es nueva y necesita su horario —le giña un ojo—, somos muy unidas y me gustaría estar en clases con ella.

— No hay problema —la mujer de piel rosa teclea. Veo unas hojas saliendo de una impresora, ella las toma y me las tiende—. Bienvenida, Ariel.

Tomo las hojas por incierta.

— Gracias —murmuro y Wanda comienza a caminar de nuevo llevándome.

— Desayunemos y te presentaré a los demás.

Todos los chicos nos abren paso por donde quiera que caminamos lo que me deja saber que efectivamente estoy con una abeja reina.

Diablos...

Me sacudo la mala sensación que tengo aferrada al cuerpo. Yo le prometí a mamá y me prometí a mí misma hacer nuevos amigos, debería estar contenta de que no tuve que esforzarme nada por lograrlo, solo me basto dar un paso dentro del instituto.

Me obligo a desechar los nervios.

— ¿Dónde sueles desayunar? —logro preguntar.

— En la terraza del segundo piso, ese es un espacio reservado únicamente para nosotros —palmea mi mano.

— ¿Reservado? —arrugo mi rostro.

— Sí —comenzamos a subir unas escaleras alfombradas y bastante amplias—.Tengo que advertirte, Ariel, como mi mejor amiga tendrás varios privilegios pero...también serás juzgada —no me mira cuando termina de decirlo, pero puedo sentir la inquietud invadirla.

Los Mestizos IIWhere stories live. Discover now