Capítulo 43

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—Ariel.

Boyd me llama, en cuanto siente que Zachcarías se ha ido. El pavor en su voz me hace llegar a su lado en menos de un parpadeo, está temblando, yo también lo estoy.

—Haré un sondeo con mi magia —escucho decir a Ivonnet arrodillándose en el lugar donde segundos antes estuvo él de pie.

—Avisaré a Inteligencia —reacciona Johan—. Ashen busca a la elite, ahora.

Kortian ayuda a Ivonnet, mientras que con rostros pálidos como la muerte todos se mueven para hacer algo. Doufryn y Libriana salen, van a buscar a Eddy y a revisar el resto de la casa. Evan se va con ellos para ir a buscar guardias y soldados.

Mi padre está congelado en su lugar, sus ojos se mueven por la habitación, como si esperara que apareciera en otro lugar o como si estuviera reviviendo todo otra vez.

—No está —suelta Ivonnet poniéndose de pie—. Se ha ido.

Boyd se estremece entre mis brazos, su magia nos está rodeando, la siento como si fuera una burbuja.

—Ha puesto los ojos sobre ella —masculla la bruja caminando hacia mi padre, me señala—. No va a dejar esto así. Desearía que hubiese sido una daga envenenada.

Papá no dice nada, ni siquiera me mira, sigue en silencio, pensando.

Zachcarías Losher ha puesto sus ojos sobre mí, pero no tengo miedo por eso, tengo miedo por las personas que me rodean. Por Boyd, quien no ha dejado de revisarme, ni de estremecerse.

A los pocos segundos la habitación se llena de personas, Inteligencia nos interroga y revisa la habitación de arriba abajo, con magia, narices, ojos y manos. La elite también está aquí, discuten sobre que pudo haber significado lo de la invitación al “acto de fe”. En algún punto, posan sus ojos sobre Boyd y se acercan con intención de llevárselo, desconfían de él. Me interpongo.

Pero es papá quien reacciona al ver como intenta separarme de él.

Tres segundos es lo que le toma alejar a los dos sujetos que pretendían separarnos, uno ha quedado inconsciente en el suelo.

—Un Keiya tiene que revisarlo —enfurece una de las mujeres—, no sabemos si es él quien nos está traicionando.

—Vuelve a poner tus manos sobre estos niños y yo mismo te meteré en una jaula.

La mujer cerro la boca, se dio cuenta de que con papá en ese estado no podía arriesgarse a discutir.

—Boyd no está traicionando a nadie, él acaba de ayudarnos a todos para retener a Zachcarías, ¿Dónde estaban ustedes? —les gruño encolerizada.

—Las palabras de una chiquilla tonta no valen nada —escupe alguien, uno de los hombres que papá había golpeado.

Sus palabras no me golpean tan fuerte como lo hacen con el resto, veo a papá, Libriana e incluso Johan acercarse con miradas ardiendo en furia, pero se detienen en cuanto el hombre se desploma, se retuerce en el suelo como ahogándose con algo. El agarre fuerte de Boyd me dice todo lo que tengo que saber.

—Déjalo —le pido—. No vale la pena.

Boyd se detiene y el hombre comienza a toser descontrolado. Johan nos rodea con sus brazos y nos saca de allí seguidos por papá. Nos lleva a una sala donde están casi todos los trabajadores de la casa, algunos están en pijama, otros aun con sus uniformes, todos especulan sobre lo que sucedió en la cúpula.

Papá se va en algún momento, solo para volver con un Eddy luciendo confundido y molesto. Mi hermanito me pide explicaciones que rápidamente le doy a pesar de las negativas de papá. Todos merecen saber lo que realmente ocurrió.

Los Mestizos IIWhere stories live. Discover now