Capítulo 28

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Maratón 1/4 "Ariel Rowclay"

Cuando les conté a mis amigos que me mudaría a Gardeen no supieron cómo reaccionar, sin embargo, Taylor intentó emocionarse por mí, me dijo que conocería gente interesante y que visitaría lugares hermosos. Él como mi mejor amigo intentó quitarme todo el estrés y la ansiedad que sufrí al saber que tendría que vivir en un lugar desconocido. Recuerdo que en una ocasión me preguntó cómo me imaginaba que sería mi último año de instituto, y yo le respondí con total sinceridad que sería aburrido y solitario, no conocería a nadie y estaba segura que nadie querría relacionarse con alguien como yo. Taylor estuvo en total desacuerdo, dijo que sin duda algunas sabía que mi último año sería el mejor de todos.

Me divierte un poco pensar en aquellos días bajo el brillante sol pensando que vivir en Gardeen no me cambiaría para nada, incluso solía tener un plan, yo iba a terminar mi año escolar aquí, pero iba a regresar a Los Ángeles. Estaba tan segura de eso. Pero como alguna vez leí en Bajo la misma estrella "El mundo no es una fábrica de conceder deseos". Y eso se me ha demostrado más que nunca.

Justo ahora desearía tener mi celular, llamaría a mis amigos de L.A. y les diría que estaba siendo interrogada, que había asesinado con mis propias manos a un humano, que el hombre con aires de Dios es peor que un grano en el culo. Les diría que no estaba siendo mi mejor año como Taylor había predicho, les diría...tanto, si realmente pudiera ser sincera y tuviera el valor. Ahora creo que podría hacerlo, porque necesito explotar de alguna forma.

— Ariel, ¿puedes responder la pregunta?

Parpadeo y enfoco al hombre frente a mí. Un alfa.

— Lo maté —mis manos no paran de temblar—. Lo maté.

— Fue en defensa propia, cariño —suaviza su voz y me mira como si fuera su familia—. Te atacó, quería hacerles daño.

— Pude haberlo dejado inconsciente —confieso—, pero decidí...yo...no pude detenerme.

Ni siquiera puedo recordar con exactitud cómo fue que sucedió o que sentí en ese momento, porque después no quedó nada. Hasta que reconocí lo que hice y comencé a sentir asco.

Por mi acción.

— Estás experimentando el cambio —explica con lentitud recargando sus codos en sus rodillas acercándose a mí—. No experimentaras uno completo, por supuesto, pero al encontrar a tu mitad también has encontrado tu instinto más... ¿Cómo decirlo? —aclara su garganta—. Primitivo. Salvaje. Feroz.

No existe excusa para lo que hice, nada de lo que diga podrá cambiar lo que siento con respecto a eso. Y él lo entiende cuando lo lee en mis ojos.

Miro hacia la camilla vacía que está detrás de él, antes había unos guardias y mi hermano. El alfa los ha hecho irse y ellos no se han negado ante su mirada intimidadora, mi hermano si resistió, pero fui yo quien terminó por echarlo, no me siento cómoda con él.

— Dijiste que estabas lista para hablar, Ariel —lo miro—. ¿Por qué te escapaste de la casa de los Spark?

— Sentí que algo estaba mal con Boyd, no podía respirar, sentía que algo pasaba con el vínculo... Y era Boyd, muriendo.

Él estaba muriendo.

Realmente.

Saberlo se siente como si alguien me hubiese tomado del cabello y estrellado la cabeza contra el suelo. Muy dentro de mí sé que ese "alguien" ha sido el universo recordándome que tan efímera es la vida, un día puedes tener a alguien amado y en un parpadeo...Sí, solo eso hace falta, un parpadeo para que la vida se extinga.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora