Capítulo 31

5.4K 562 39
                                    

Estar frente a la chimenea en casa se siente como si tentara al destino. El fuego se mueve en una danza inofensiva mientras consume la leña, verlo y pensar en él de la forma en la que lo hago se siente mal, porque ¿Cómo estar sentada aquí podría darme gusto? ¿Cómo su calor puede resultarme reconfortante? ¿Cómo? Cuando sé que personas han sido lanzadas a él vivas, para ser consumidas, para hacerlas sufrir enfrente de multitudes solo para infringir miedo. Eso fue lo que sufrieron muchos brujos en el pasado y ahora, puede ser el destino de cualquiera.

La voz de mi madre me distrae un poco, pero mi mirada no se aparta del fuego. Ella está discutiendo en la cocina con Evan.

— Los demás no pueden decidir cuando estés listo para hacer algo, eso solo depende de ti. Y déjame decirte algo, Evan, tener una pareja no es indispensable ¿me entendiste?

Sí, es una conversación personal, pero no puedo hacer nada, ambos alzan la voz y hasta un humano con problemas de audición podría escucharlos.

— ¡Por los dioses, madre!

Evan está cansado, harto, pero tiene que escuchar a mamá, ella tiene razón.

— A tu padre lo criaron para que pensara que su felicidad dependía de una pareja, su compañera, ¿sabes que obtuvo con ello? Una tortura cuando esa "compañera" no llegó, él fue infeliz durante tanto tiempo...No se soportaba a sí mismo —el tono de voz de mamá es doloroso—. Hasta que me encontró y salvó mi vida, lo que ocurrió después ya lo saben.

— Sí, ahora vive feliz contigo y nosotros. Somos su vida entera.

— Antes también pudo haber disfrutado su vida, de toda esa eternidad. Pudo haber vivido feliz, pero le enseñaron que él solo no significaba nada. Cuando tú naciste, Evan, tu padre y yo siempre supimos lo que queríamos para ustedes. Queremos que vivan su vida de la manera extraordinaria en la que ustedes decidan, nunca he querido que sigan las expectativas de los demás, siempre los he querido independientes, brillantes y felices.

El silencio se ciñe sobre la cabaña, mi hermano no dice nada, imagino que se miran peleando con sus sentimientos. Entonces escucho pasos, Evan sale de la cocina y sube a la siguiente planta con pesados pasos, hasta que lo escucho encerrarse en su habitación.

Mamá se queda en la cocina, probablemente llorando en silencio.

Su discusión nació cuando mamá escuchó en el hospital como algunos guardias se burlaban de Evan porque "su hermanita tenía una pareja y él todavía ni señales". Evan debió verse afectado por esos comentarios, porque si no mamá no hubiera explotado. Pobres los que hicieron los comentarios, no tienen ni la más mínima idea de lo que hablan.

— Estrella de mar —parpadeo y veo a mamá salir de la cocina—, ¿te encuentras bien?

— No realmente —acepto.

Ella se acerca y se sienta a mi lado frente al fuego, me jala hacia su cuerpo cálido y me dejo abrazar.

— Boyd va a estar bien, estoy segura que en la casa del alfa le darán todo lo que necesite —besa mi frente—. ¿Qué más te preocupa?

— Todo, tengo miedo.

— Resolveremos esto, todos lo haremos, no debes temer, Ariel —su voz es suave, comienza a mecerme—. Somos fuertes, tú lo eres, estaremos bien.

Cierro mis ojos con fuerza, sintiendo nuevamente esa erupción en mi interior, como si una bestia quisiera ser liberada. Hago todo lo posible para tragarme esa sensación.

— Mamá, no puedo reconocerme —digo—. Tengo miedo de mí, de lo que estoy sintiendo, de lo que podría llegar a ser capaz.

— ¿A qué te refieres?

Los Mestizos IIWhere stories live. Discover now