Los Mestizos II

Capítulo 47

Encontraron su cuerpo.

No me dieron detalles, no mencionaron nada más. Solo que…la habían encontrado. Su cadáver.

El puño que sentía en mi pecho ahora se convirtió en una mano con garras, que me aprieta la garganta y me impide respirar. Me duele tanto…tanto. Me la quitaron, me la arrebataron, ella era una parte de mí y ahora no la tengo más. No escucharé su voz, no veremos más series, no la veré sonreír ni convertirse en lo que siempre deseo.

Sueño sobre nuestra última reunión, viendo una serie que pareció fascinarle, me decía cuan injusto era no tener una segunda temporada. Prometimos que la veríamos, el mismo día que la estrenaran. Juntas.

Ese día, nos pintamos las uñas, nos peinamos y hablamos. Sobre mí, sobre ella.

—Inteligencia tendrá a las mujeres más poderosas que nunca tuvo —soñaba—. Marcaremos un antes y un después. Tú serás una exploradora líder y yo seré la jefa de estrategias.

Wanda tenía tan claro lo que deseaba, y ahora…ahora no tendrá nada de ello. Nada. No irá a Inteligencia, no verá las series, no me regañara, no me abrazara, no me dirá que todo es posible. Porque ella ya no está.

—Hablé con A ¿sabes? —ya estábamos en la cama, preparándonos para dormir—. Dijo que era mejor que nos acercáramos cuando terminara el instituto, siempre está tan nervioso cuando nos encontramos —estaba indignada, ella estaba enamorada de él, me lo confesó, desde que comenzó el instituto—. Le pregunté si quería esperar por mí, pero todo lo que hizo fue besarme la mejilla e irse, dijo que me respondería en nuestro próximo encuentro.

—Quizás solo quería que hubiera otro encuentro.

—Yo también lo creo así.

¿Sabría ella que era correspondida? ¿Sabría que aunque él no se lo dijera, la respuesta era sí?

No vivirá ese amor, ese con el que ella soñaba y se perdía en pensamientos.

Lo que pudo haber sido, no tendrá oportunidad de ser. Él le quitó eso, me la quitó.

Ni siqui…Ni siquiera pude decirle cuanto la amaba.

¿Lo sabría?

Por favor, no es verdad. Regresa a casa, vuelve conmigo.

*****

Cada vez que abro mis ojos le pido a Boyd que me diga que no es verdad, que fue solo un mal sueño. Le imploro que me mienta.

Pero aunque lo haga, el collar sigue estando en mis manos, con manchas de sangre.

De su sangre.

La hicieron sangrar.

Debió haber sufrido, llorado, gritado. Estuvo sola. Sola.

Ella nunca me abandonó, desde el primer día que se presentó ante mí. Nunca me abandonó.

Yo lo hice, yo la dejé en ese bosque.

*****

Sé que personas vienen. Me revisan y luego se van. Boyd se queda conmigo, siempre que abro mis ojos allí está él. Mirándome agonizante de dolor. Llorando conmigo.

—Por esto —dice, tan lleno de rabia como la que yo siento—. Por esto me devolvió la vista, para que te viera sufrir. Para que viera…como nos destruye.

Todo es un juego de él.

Estamos en sus manos.

Como marionetas.

La usó a ella, como si no valiera nada. Usó a cada uno de los niños mestizos muertos para aterrorizarnos. Para que nos ahogáramos con miedo.

Yo ya no siento miedo.