Extra #6

2.8K 376 50
                                    

“Ese te amo”

Ariel Rowclay estaba ansiosa, no podía dejar de caminar de un lado a otro en la estación de autobuses. Sabía que el de él estaba a punto de llegar y eso la entusiasmaba, por fin, por fin podrían estar juntos después de tanto tiempo esperando.

Las personas se apartaban de su camino sin decir una sola queja, aunque fuera ella quien obstaculizara el paso. Esas personas no miraban a una chica enloquecida por la llegada de su mitad, ellos veía el anillo perteneciente a los miembros de honor de la escuela de Inteligencia. Poseer ese anillo te hacía peligroso ante los ojos de los demás.

El día en el que Ariel lo recibió le pareció bonito, aunque extravagante, se trataba de una gema de ópalo, tallada en forma rectangular rodeada por oro blanco. Ella debía llevarlo en su dedo índice, cuando lo aceptó, accedió a llevarlo para siempre.

Ese anillo, en su opinión, era lo único que las personas veían desde que lo llevaba.

Y el maldito resaltaba aún más cuando ella se ponía sus ropas livianas, como en ese momento. Ariel estaba metida en un vestido amarillo de tela fresca, tenía botones grandes marrones desde el centro de su pecho hasta donde terminaba la tela en la mitad de sus muslos. Tenía puesto unas sandalias que le recordaban a las que solía usar en Los Ángeles, de hecho, el clima de Victoria se parecía mucho al de allá.

Ella se veía preciosa.

Esa había sido su intención, quería verse lo mejor posible para recibirlo. Estaba tan nerviosa, sabía que no podría sentirlo cuando estuviera con ella, desde que él vinculo desapareció fue como si algo se hubiese silenciado. Pero no le dolía, a él sí. A él sí le dejaron la sensación del vínculo roto, estropeado, para que recordara que una vez lograron arrebatarle lo que él más quería.

No poder estar allí con él cuando la tristeza lo consumía la mataba, pero eso se había acabado desde que él se montó en el autobús en Gardeen para mudarse a Victoria con ella.

Todavía no podía creerlo. Vivirían en un bonito apartamento en un edificio elegante posicionado en la mejor zona para que todo les quedara cerca. Ariel lo había escogido siguiendo y respetando algunas peticiones específicas de Boyd. Él quería un piso alto y ventanales.

Él quería poder verlo todo.

Ariel detuvo su andar ansioso cuando vio el autobús de Gardeen llegar. Se paralizó, sin poder evitarlo. Allí tenía que venir él, allí estaría el amor de su vida. Ya no habría más distancia ni cansancio, siempre que deseara estar con él, lo iba a tener al alcance de sus manos.

Cuando la gente comenzó a bajar, ella corrió y se detuvo a una distancia prudencial para dejar a la gente avanzar. Quería que todos movieran sus traseros fuera de allí lo más pronto posible.

Entre dos hadas malhumoradas gruñéndose groserías estaba él, sus ojos rápidamente la localizaron y ella…Ella quería abalanzarse sobre él. Un gruñido y un movimiento de la mano del brujo mestizo fue suficiente para apartar a las personas de su camino y poder llegar hacia ella.

A un paso de distancia ella saltó sobre él.

Sus brazos la atraparon con delicadeza y la apretujó contra su cuerpo. Ariel ronroneó satisfecha al notar que él había recuperado peso, ya no sentía sus huesos cuando lo abrazaba. Él tenía sus manos en su espalda baja y su rostro pegado en su cuello, respiraba su olor dulce mientras que ella…respiraba su olor a bosque, personas y viaje en autobús.

Desde lo del vínculo, ya no podía oler la azúcar quemada en él. 

Pero eso era una pequeñez que quedó en el olvido tan pronto cruzó su mente.

Él estaba entre sus brazos, le buscaba la boca y ella no tardó en concedérsela.

Los Mestizos IIWhere stories live. Discover now