La Divina Comedia ✔︎

Quinto recinto: los violentos contra el arte o trabajo

Los poetas comienzan a andar, hasta topar con un rimbombante ruido que les ensordece; observan a lo lejos una fiera, la cual de aparece repentinamente con horrible aspecto, se trata de Gerión, su cara tiene el aspecto de un hombre justo, y el resto de su cuerpo de una serpiente con pelos que le llegan hasta las axilas; sus garras con como las de un león y en la punta de la cola que le cuelga tiene tremendo aguijón que envenenaría a cualquiera, tal como un escorpión. Ante esta situación, el guía sugiere:

“Ahora es cosa de virar hacia el sitio en que la siniestra bestia nos espera”.

Así, descienden por la diestra hasta llegar a un borde en el que observan a un nuevo grupo de personas; ahí, Virgilio propone a ___:

“Ve y contempla estas almas en su escena, pero trata de ser breve, en tanto yo consigo la fuerza de este monstruo para que con sus fuertes hombros nos saque de aquí”.

___ entonces comienza a recorrer el recinto hasta su extremo y ve sentada a una turba lastimera de almas que lloran sin consuelo, cuya actividad en vida era de presentamistas; siguiendo la vista ahora reconoce a otra familia también florentina y usurero. Así, el poeta recorre e identifica a varios personajes, que por su actividad han caído al abismo que les hace pagar su error.

Pronto, vuelve a su maestro, que ya se halla montado en la fiera. Éste, al verlo, dice:

“No hay otro modo de seguir bajando, se valiente y monta delante de mí, que quiero estar pendiente de su cola, por si pretende herirte”.

Asi, los poetas toman un rumbo diferente, montados sobre Gerión, que a pesar de tener el cuerpo de serpiente logra desplazarse como lo haría una anguila en el agua, pero con lentitud. ___ dirige su miraba hacia ciertos lamentos; esta visión sucesiva de tormentos provoca en Virgilio un grito desesperado a la fiera:

“¡Baja, acelera! ”,

transformando el vuelo tardo en un fulgurante recorrido, canción más de cien vueltas y huyendo de encerronas. De repente, la bestia, desdeñosa de su amo, se echa al suelo, los baja y regresa con la misma velocidad con que ha llegado.