Primer Cielo o Cielo de la Luna

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Era el momento de ascender, y ahora la manera de hacerlo era recibiendo la inspiración divina. Beatriz mira hacia Dios y ___ a los ojos de ella, recibiendo así el impulso ascensional, de modo que los dos emprenden su nuevo viaje, hasta que la hermosa Beatriz voltea risueña y dice:

“Eleva la mente agradeciendo, pues Dios nos trajo a la primera estrella”.

Llegan al primer cielo, conocido también como el cielo de la Luna.

La estructura de Paraíso es la siguiente: en torno de la tierra, centro del Universo, hay dos esferas concéntricas, la del fuego y la de aire; alrededor de éstas giran otras nueve esferas igualmente concéntricas, cada vez más amplias y veloces. Los distintos cielos que toman su nombre de un planeta o de las estrellas que contienen, son guiados por un coro angelical cada uno. El primer cielo, que es el de la Luna, al cual han llegado ___ y su guía Beatriz, aún se considera como Anteparaíso, pues forma parte de los tres primeros cielos. Ahí habitan las almas que de algún modo quebrantaron los votos monásticos. La Luna luce espesa, clara y sólida, como un diamante herido por el sol. ___ expresa a su guía su gratitud y pide que le aclare una duda:

“¿Qué son esas señales oscuras de ese cuerpo que, en la tierra; algunos cuentos dicen reflejaron a Caín?”.

Se refiere a los mitos que el la cultura medieval se dicen, pues según ellos las manchas de la Luna reflejan a Caín cargando un haz de espinos. Beatriz la explica que tales manchas se deben a que en medio del Sol y de la Luna se halla otro cuerpo celeste, el cual refleja su sombra sobre ésta.

___ observa figuras reales que parecen reflejos sobre el agua; su confusión lo lleva entonces a buscar hacia donde se supone que estarían los cuerpos, pero no halla nada. Sin embargo, este fenómeno es explicado por la bella Beatriz; le dice que su visita observa seres verdaderos, pero que por haber faltado a sus votos, han sido relegados. La guía recomienda a ___ que hable con una de esas sombras, y con ansias por reconocer a algún personaje, se dirige dirige a una de ellas:

“Tú, espíritu que la vida eterna sientes con dulzura, me sería muy gato si comentas tú nombre y a la par tú aventura”.

Y la sombra con rapidez responde:

“Fui monja y al claustro accedí como doncella; yo soy Piccarda”.

La Piccarda que ahora se topa con ___ es hermana de Forese Donati. Ésta había profesado como monja, pero fue raptada por su otro hermano, el malvado Corsi, que la obligó a casarse para obtener beneficios políticos, pero su esposo murió poco tiempo después de la ceremonia, de modo que al no cumplir con el voto, su ubicación es la correspondiente.

“Piccarda —inquiere ___ —, dime: ¿los que aquí se muestran felices, no desean subir más alto, para acercarse a Dios? ”.

Piccarda manifiesta que en el cielo no hay otro deseo que la voluntad de Dios, por lo tanto, si ella desea subir, es como faltar a los designios que Él ha creído justos. Con el discurso que Piccarda ha dicho respecto a los deseos que las sombras pueden tener, ___ entiende que todo en el cielo es Paraíso, aunque la gracia de Dios no sea para todos igual.

Después de haber escuchado las experiencias de Piccarda, ___ se cuestiona dos cosas. La primera es cómo la violencia ejercida por otros pudo quitarle méritos a la conducta de esta mujer, en el incumplimiento forzado de sus votos, y la segunda duda es si hay en la teoría de Platón una verdad sobre el retorno de las almas al separarse de los cuerpos y volver a los astros en que descansaban antes de que estos fueran creados. Beatriz alude a estas dos cuestiones, señala que en el primer caso, que en la óptica moral parece una injusticia —como el quebrantamiento de un voto por culpa de una violencia ejercida externa al individuo—, a pesar de no ser en verdad injusta. La explicación es que ante la violencia, si el que la sufre ha opuesto o no una resistencia total y definitiva, esta violencia se da en términos relativos, pues Piccarda aceptó los hechos consumados y no trató de volver a su claustro cuando recuperó su voluntad, de modo que también ella se hace culpable.

Respecto a la segunda duda, Beatriz expresa que hay una parte verdadera en la teoría de Platón, y es que lo astros vuelven a incidir en el honor que ellos ejerciendo sobre los hombres, aunque esta teoría de las influencias astrales se ha prestado a malas interpretaciones, pues provocó a casi todo el mundo un fenómeno de idolatría, al identificar a los dioses como los astros: Júpiter, Mercurio, Marte...

Al aclararle sus dudas, Beatriz enseguida le aclara la importancia de la santidad y el voto, del que inicia contando el don que Dios nos ha dado, al tener libre albedrío, pero al sacrificar este más grande tesoro que es la libertad, se crea una categoría extra. Beatriz sugiere respecto a lo antes explicado que no se deben hacer votos y promesas a la ligera, como lo hizo Jefté, juez de Israel, que sacrificó a su propia hija en cumplimiento de la promesa hecha a Dios, de sacrificar —si vencía a los ammonitas— a la primera persona que se encontrara.

La Divina Comedia ✔︎Where stories live. Discover now