Octavo cielo o cielo estrellado

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La dulce Beatriz con un gesto de cabeza hace una señal a ___ para que éste siga tras las almas brillantes por la escala, ___ obedece y en poco tiempo se adentra a la constelación de Géminis; esto quiere decir que ya han llegado al octavo cielo, o cielo de las estrellas fijas, donde moran los espíritus triunfantes. Beatriz ve el rostro contento de ___ y le habla:

“Tan cerca estás de la salud prospera, pero antes de engolfarte al abismo, mira abajo y contempla el mundo que te hice poner debajo de ti, para que tu corazón vaya alegre a presentarse ante las almas triunfantes, en esta ligera esfera sin segundo”.

Enseguida el/la poeta contempla las sietes esferas en que se hallaban los siete cielos visitados, y la Tierra donde luchan con ferocidad los hombres.

Beatriz vuelve si rostro hacia el/la poeta y dice:

“De Cristo mira la región triunfante, y sus bienaventurados”

El rostro de la hermosa guía comienza a cambiar, se enciende nuevamente de luz, sus ojos se llenan de gozo, y su boca sonríe de sincera felicidad. ___ observa millares de luces y sobre ellas un sol que enciende a todas y sobre su rostro una luz que trasparenta a Cristo, cuyo fulgor es tanto que el/la poeta no puede resistirlo, y pronto voltea a ver a la hermosa guía. Beatriz le dice:

“No hay resistencia a fuerza tal que hasta vencer no para; frente a ti está el poderío y la sapiencia de abrió el camino entre el cielo y la tierra anhelado con tanta pasión”

___ cae desvanecido/a con la sensación de que el alma se le escapa del cuerpo, donde ya no cabe, como el Rayo al no caber en la nube, y al no caber sale de ésta y va a la tierra.

Beatriz aconseja a ___ que mire al jardín que se enflora con los rayos de Cristo. ___ gira el rostro y se encuentra con una multitud de resplandores. Encendidos por rayos desde arriba y una misteriosa flor, que lo ha dejado pensando en el misterio que proyecta. Impulsado por la duda pregunta a Beatriz y ella responde:

“Es la rosa en que encarnó el Verbo Divino, mira los lirios, cuyo aroma fue mostrando a la gente el buen camino”.

___ no puede creer tanta virtud, pues ahora frente a él estaba la virgen María. Enseguida a sus ojos otro destello que baja del cielo le asombra: esta vez se trata de una corona que gira en torno a la flor, hasta que finalmente la ciñe, provocando con ello un dulce canto:

“Yo soy amor angélico, que giro en torno a ti, señora, que en tu vientre diste albergue al que dio al hombre aliento y seguiré girando hasta encontrar a tu hijo contigo, y en lo alto de la felicidad aumente, y así, más luz relumbre”.

El hermoso calló y todas las demás almas resplandecientes resonaban el nombre de María.

Beatriz pide a los bienaventurados que hagan gala su ciencia, y éstos comienzan una danza con ritmos diferentes, con veloces y lentos giros. Entre ellos un alma luce más por su luminosidad, es el espíritu de san Pedro, que abandona la danza y dirige a la hermosa guía:

“Tu suplica, ¡oh! santa hermana mía, a la que he puesto atención con especial aspecto, me obliga a dejar de bailar”.

Y ella: “¡Oh!, luz del hombre de eterna fama, a quien confió el señor las llaves de este Reino, q éste que aquí visita haz preguntas leves y graves, en cosas de la fe, la que es verdadera y por la que tú te entregas; tú sabrás si el alma cree y espera, pues tienes a la vista el espejo de Dios, en el que se reflejan toda las palabras sinceras, más por todo lo que él diga, me parece que puedes darle un buen consejo”.

El/la poeta se arma de valor para el examen que san Pedro le hará. Así, le formula la primera pregunta: “¿Qué es la fe? ”. ___ alza la frente hacia el espíritu de san Pedro y enseguida hacia su guía, la que con un gesto lo alienta y estimula a responder:

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