Enseñando al Nerd (HopeV)

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Observó cómo esos esponjosos labios devoraban los gusanos de gomitas, dejando el azúcar en sus labios queriendo lamerlos, solo fue un momento en el que se perdió en ellos hasta reponer su atención a lo que le decía su algodón de azúcar.

—Cuando dijeron mi nombre me fulminó con la mirada, estaba enojada que no fuera seleccionada —tomó un poco de aire continuando llenándose la boca con los dulces de gomitas mientras el otro lo escuchaba atentamente —No sé por qué tomó esa actitud conmigo. Desde que le dije sobre Jaebum y me vio contigo creo que pensó que fue una mentira. Tampoco es que me esperara ser seleccionado, digamos que no soy el mejor de la generación...

Tomó una de las gomitas acompañando al chico que le hablaba —No vuelvas a decir eso, eres uno de los mejores, tu baile es hermoso y eres bello cada vez que bailas... —vio cómo sus ojos se cerraban y guardaba una dulce sonrisa para él.

—Siempre dices lo mismo Yoongi ¿Cómo saber qué es verdad?

Se acercó con sutileza en ese reducido espacio dejando al pelinegro con las mejillas rojas. Colocó sus brazos a los lados —¿No es suficiente que ojos de miel haya conquistado a este chico rico dejándolo como una chiquilla enamorada? —sus manos se elevaron tocando sus mejillas —No es suficiente, Jimin... Volverme loco

Su boca se abrió y su rostro se acercó hasta atrapar esos abultados labios sintiendo el azúcar de las gomitas que deseaba lamer de sus pares. El beso fue demasiado lento, no podía mantener un ritmo apasionado porque estaba seguro que causaría un accidente como la vez anterior, pero a su novio eso le pareció importarle poco al agarrar la tela en su pecho acercándolo hasta que los dos cayeron en el piso de ese reducido lugar, tan reducido que quedó sobre él, entre sus piernas.

—Yoon...gi —le susurró en los labios —Te quiero mucho, mucho...

—¿Mucho, mucho? —le sonrió teniendo la oportunidad de agarrarle la cintura y no caer encima de él.

—Si, mi hermoso príncipe —eso hizo sonrojar al rubio en frente de él, era fácil lograrlo y le parecía muy tierno eso de su novio. Yoongi parecía un chico arrogante, cínico y malhumorado, pero al contrario era como una gomita, dulce y suave.

—Debemos de salir de aquí ojitos —dijo con el notable sonrojo. Claro que era un estúpido príncipe, su estúpido príncipe, solo para él. Trató de levantarse, pero su cabeza se golpeó con la madera de arriba, como no, si se encontraban platicando debajo de su escritorio como tantas veces pasaba cuando Jimin se escabullía en su habitación, trayendo algo para comer mientras trabajaba en algunos de sus casos en su despacho. Escuchó de nueva su risa volteando a mirarlo queriendo besarlo por milésima vez en el día —¿Te estas burlando de la desgracia ajena?

—No, solo que recordé cuando tiraste y rompiste uno de tus escritorios.

—Fue tu culpa, estabas demasiado hermoso y te besé.

Sonrió, le gustaba cada vez que ponía nervioso a Yoongi o que este se quedara embobado, eran varias las ocasiones que lo había pillado con las mejillas rojas, como si tuviera demasiado poder en él, por eso su autoestima se sentía superior cuando lo miraba. El proceso estaba siendo largo, pero lo estaba logrando con su ayuda.

—Espera, no te vayas —Jimin lo jaló en su cuerpo abrazándolo, el contrario junto también su cuerpo uniéndose a ese abrazo.

—¿Qué pasa ojitos de miel? —dejó caer completamente su peso, solo un momento para abrazar a ese chico que lo tenía muy enamorado. Había pasado meses junto a él sintiéndose el más afortunado del planeta de tener a su algodón de azúcar como su novio, agradecía que el pequeño pelinegro se abriera poco a poco a él y lo recibiera con tanto cariño. Las terapias habían ayudado a forjar la confianza y cercanía entre ellos. Acarició la piel de su cintura que pudo tocar haciendo que el menor se retorciera uniéndose en su calor —Jimin, no podemos dormir aquí —el pelinegro siempre aprovechaba juntarse a su cuerpo pidiendo su cariño, lo que nunca le negaba, porque también necesitaba de él.