Taehyung es un estudiante de universidad que había reprobado, de nuevo, que ni con asesorías y la ayuda de sus amigos había logrado pasar. Estaba desanimado por tal vez no llegarse a graduar por esa asignatura, pero su sufrimiento fue detenido cuand...
Las nubes negras siempre pasan dispuestas a descargar una tormenta, misma que cae encima de los árboles que tienen sembrado sus raíces muy dentro de la tierra; ellas lo harán sin importar que tan torcido el árbol este, si están dañadas o si su tronco es fuerte. Los árboles lucharán en contra de la tormenta saliendo ilesos de esta, pero otros no podrán hacerlo, eso no las hará débiles, porque que a pesar de que tan dañados hayan salido de la tormenta podrán ver el hermoso arcoíris, así como un lindo retoño de una nueva oportunidad de vida. Tendrán al sol, aire, al agua y sus raíces aferrándose al suelo listas para comenzar de nuevo. Lo único que faltará es decidir tomar estas pequeñas cosas que parecen no significar, pero siempre han estado allí después de una tormenta.
El ciclo se repetirá y cuando todo termine se llevarán cada sol que vivieron.
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Se escuchaba el sonido del agua rebotando contra las hojas, así como el de las cigarras cantar en el soleado día. Por otro lado, las verdes hojas y flores agradecían la luz del sol su nutrición brillando en su máximo esplendor.
Los pasos sobre la tierra mojada y en las tiernas hojas se hizo presente por la persona que caminaba entre las plantas de no solo flores, sino también de alimentos de temporada tratando de regarlas, este sonrió al ver el fruto de su trabajo.
No todos se quedaban con esa alegría, otros se iban y desaparecían para siempre, la vida es así, un día estas y al otro te conviertes en un recuerdo, tal cual lo hizo el enorme árbol de limones. No había hojas verdes, ramas espinosas que protegieran sus frutos, ni tampoco estaba aquella persona que las recogía para alimentarse; todo se iba.
Unos pies descalzos se acercaron corriendo a una gran velocidad, que con las prisas se metió en un pequeño hoyo asustando al primero, pero se vio aliviado cuando estos pies reanudaron su marcha hacia él. Ahora los pies a su lado estaban brincando compartiendo la felicidad de ver los frutos y verdes hojas; tomó la manguera de agua para regar unas cuantas flores dejándola en poco tiempo para apuntar al árbol crecido con frutas brillantes y amarillas como soles.
El primero sonrió al ver el entusiasmo a esos frutos en ese árbol, por lo que le acarició sus suaves cabellos acercándose también a ese árbol, tomó la mano contraria invitando su seguir, cuando estuvieron en frente, tuvo que cargar ese peso en sus brazos, mismo que no le fue difícil para que pudiera ver mejor esos frutos.
—Woaah manzanas amarillas —dijo la pequeña voz.
—No pequeña, son naranjas dulces, este año crecieron varias —sonrió por lo sorprendida que se vio la niña en sus brazos por tal descubrimiento.
—Papá quiero una ¿Puedo? — quería probar esas manzanas amarillas de nuevo como todos los inicios de primavera.
—Claro que, sí cariño, tómala —las pequeñas manos rodearon una ejerciendo un poco de fuerza para arrancarla del árbol.
