Capítulo 1 - Misterio.

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Hay gente que tiene conexiones, conexiones fuertes e inexplicables, algunos hasta se atreven a llamarle a estas profundas conexiones algo así como un sexto sentido, una habilidad que nace desde el puro entendimiento de otra persona. En la mayoría de los casos se manifiesta en las mujeres, complejas y extrañas criaturas, donde una mirada, un pequeño gesto o una palabra significa casi el mismo contenido de un libro de literatura clásica enorme que si lo acompañas con algún pequeño lápiz o una migaja de goma de más en tu mochila posiblemente terminaría de atrofiarte la columna en tus mejores años de juventud.

Estas personas que se entienden de manera tan excepcional no solo pueden terminar la frase de la otra, sino saber lo que piensa el otro sin que éste siquiera suelte algún gesto demasiado obvio. Puede saber si está triste aunque sea todo un señor sonrisas o puedes saber si está a punto de matar a alguien, agarrar su cadáver, meterlo en algún tarro o contenedor extraño y arrojarlo al mar aunque aparente que su vida es enteramente maravillosa. Hay gente así, normalmente amigas en un término general, a veces en amigos, pero sin tanta profundidad, y a veces y en el caso en el que estamos situados, entre hermanos.

Sí, un hermano puede llegar a ser tu mejor amigo si se cumplen una serie de complejos e improbables escenarios, escenarios en los que tu hermano no es aquel que se roba tu comida, o quizás no te golpea todo el tiempo, tampoco se aprovecha de su estatus como hermano mayor o menor, quizás hasta te echa la culpa no del 100% de los desastres que suceden en el hogar sino solo te culpa de un sólido 70% que ya es bastante aceptable. Pero este no es el caso de los hermanos Lan, ellos eran un caso especial, un caso que era uno de los misterios más grandes de la institución Gusu, porque una persona a veces, con el suficiente tiempo y dedicación, podía entender o traducir las emociones de alguien, sin embargo, ¿Quien demonios podría traducir a Lan Wangji?

—Cómo lo hace... —se cuestionó un joven de forma sumamente seria, por su tono, uno podría decir que estaba preguntando en su cabeza cómo crear la cura del cáncer o llegar a otro planeta habitable, sin embargo, su interrogante era más simple de plantear pero igualmente difícil de responder.

—Estamos en clase Wei Wuxian, concéntrate, yo soy el único pobre desgraciado al que mandan castigado contigo cuando te sorprenden no prestando atención—reprendió Jiang Cheng quien no estaba particularmente interesado en la clase, pero tampoco quería estar castigado de por vida.

—Estamos en los últimos asientos, nadie puede escucharnos—soltó relajado, mirando fijamente hacia adelante las amplias espaldas de ambos hermanos Lan.

—Estás subestimando a ese hombre frente a ti, esta vez si me agarras la mano apunto de caer a un precipicio que te arroja al infierno, te prometo que te reventaré a patadas para no caer contigo. No me castigarán contigo esta vez.

—¡Es que no lo entiendo!—estuvo apunto de hablar lo suficientemente alto para que el estricto maestro frente a ellos los notara, los sacara de la clase o quizás los humillara en frente de toda la clase con sus descabellados castigos.

Sin embargo, incrustado de una forma dolorosa y amenazante el pie de Jiang Wanyi le pulverizaba el pie derecho al más alocado de aquellos hermanos. Aguantando la lágrima y el dolor similar a cuando te cae algo justo encima de tu indefenso dedo meñique del pie, en un acto de completa masculinidad, Wei Ying se tragó el grito y elevar la voz sabiendo que desobedecer a su hermano solo le traería problemas esta vez.

El menor de los hermanos aislados al final de la clase no pudo evitar suspirar por lo irritante que podía ser Wei Wuxian cuando algo se le metía a la cabeza, le señaló el reloj de su muñeca de forma malhumorada, indicándole que tenía que comportarse como un ser humano decente al menos diez minutos más hasta que llegara el receso del almuerzo y pudiera descontrolarse.

Traductor de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora