Capítulo 12 - El reverso de la medalla.

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Jiang Cheng se apreció ligeramente confundido ante lo que acaba de escuchar. De alguna forma, jamás pensó que Lan Xichen pudiera negarle algo de aquella manera.

Por un segundo, se sintió un tanto mal por ese pensamiento de gato mimado de departamento y decidió seguir con el tema desde un punto de vista más serio de empleador y trabajador.

La idea que en ese lugar había más secretos de los que alcanzó a ver a simple vista no dejó de inquietar al menor quien se debatía entre insistir sobre el tema o largarse de allí a conseguir un empleo más normal en algún restaurante de comida rápida, donde claramente, no harían más que explotarlo como el estudiante pobre y necesitado que era.

—¿Cuánto ganaría?—insistió Jiang Cheng observando que su contrario parecía esconder algo debajo de la ancha manga de su túnica blanca.

Lan Xichen miró entre su regazo los papeles uno a uno hasta encontrar el correcto, lo leyó con precaución antes de entregárselo a Jiang Cheng.

Aún sentado en esa incómoda posición sobre el amplio cojín, suspiró y le dio una pequeña mirada al contenido y a la propuesta que se le ponía sobre la mesa.

A pesar de que no quería, sus ojos se abrieron ligeramente y releyó de forma casi incrédula más de tres veces el dígito escrito allí con innecesarios ceros de más en el total.

Tragó saliva y releyó otra vez lo que ganaría en un simple día.

Y allí, en una escena totalmente recreada por su cabeza, casi visualizó a su billetera correr y entregarse a Lan Xichen con cada botón y bolsillo vacío totalmente abierto y sumiso.

¡Era demasiado dinero por solo tres putas horas! ¡Casi parecía que estaba allí para ser un acompañante de lujo y no para ordenar unos inocentes y sencillos estados financieros!

Entre más repasaba la ridícula suma de dinero que se le ofrecía siendo solo un estudiante sin siquiera un licenciado, más pensaba que aquel contrato tenía una cláusula rara y fetichista en la que implicaba perder su preciada pureza en trabajitos de dudosa cercanía con el titular legal de los Lan.

—Deberías rechazarlo, te ayudaré a buscar algo mejor si quieres —ofreció Lan Xichen con amabilidad pasando a estirar ligeramente su mano derecha alcanzando a tocar sola la punta del papel antes de que Jiang Cheng lo volviera a acercar a él con la fiereza de un felino.

Jiang Cheng atrajo el papel rápidamente hacia él como si se tratara de un gato amargado al que trataban de quitarle su juguete de ratón.

Su ceño se frunció un poco al mirar a Lan Xichen y luego el contrato con la exhorbitante suma de dinero.

Su billetera le gritaba: Entrégate.

Pero su cerebro le decía: No saldrás vivo (o virgen) de aquí.

Y por último pero no menos importante, su corazón parecía decirle que con ese dinero quizás hasta podría darle unos cuantos gustos a sus hermanos mayores. Quizás pudiera hacer sonreír a su hermana como nunca antes, o tal vez por primera vez podría impresionar al estúpido de Wei Wuxian.

Su mente divagó aún más hasta el increíble campamento que se realizaría en el embarcadero del loto en poco menos de un mes. La estancia en ese lugar era carísima y solo las familias más acomodadas y los miembros del consejo estudiantil de la prestigiosa institución en la que estaban tenían la opción de ir allí. Era un viaje pagado y financiado por el instituto donde te hospedabas por dos semanas en las vacaciones de invierno con parte de tu familia.

En realidad, Jiang Cheng no estaba demasiado interesado en un lugar tan retirado y espiritual, sin embargo, la imagen de su estricta pero maravillosa madre hablándole una y otra vez de aquel lugar y el cómo su padre había sido criado allí no dejaban de inquietarlo. Cada vez que lo miraba a través de fotografías cierta nostalgia se instalaba en forma de flor en su pecho, los lagos llenos de plantaciones de lotos cuyas enormes hojas rojizas y verdosas se amontonaban las unas contra las otras, las construcciones antiguas y el patrimonio cultural que a pesar de haber sido notablemente modificado, aún se podía sentir fluir y vivir en aquel aire.

Traductor de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora