Capítulo 2 - Traductor en viceversa.

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La curiosidad es algo casi inocente, algo ligeramente apropiado que es manchado con un toque de culpabilidad, pero si la curiosidad se mantenía por tanto tiempo con la misma intensidad que tuvo cuando surgió, en ese preciso momento es cuando se convierte en algo más: una obsesión. Un pensamiento persistente, una inquietud que te corroe. Jiang Cheng era mucho más hábil ocultando su curiosidad o ignorando el sentir interés por algo, pero cuando el nombre de Lan Xichen salía al conflicto, otra vez ese molesto cosquilleo de morbosa e insana curiosidad surgía dentro de él. Esa sensación que de alguna forma, sin siquiera haberse hablado más de unas contadas ocasiones, ese sujeto parecía conocerlo más de lo que Jiang Cheng estaba dispuesto a admitir, y aún así, ese mismo hombre se regocija quedándose lejos, sonriendo y haciéndose el desentendido a todo lo que provocaba.

Jiang Cheng quería saber qué había detrás de eso, de aquellas veces en que se encontraron. ¿Lan Xichen lo odiaba? ¿Lo quería humillar? ¿Le llamaba la atención la competencia? ¿Le daba gracia como un sujeto tan poco carismático quería llegar a ser como él?

Llegar a ser como él, las palabras le dieron una sensación amarga. No, definitivamente no quería ser como él, quería estar en sus zapatos, tener su suerte, pero siendo él mismo, sin cambiar, sin tener que sonreír como un idiota maniquí a todo el mundo.

Existió un día, hace ya tiempo, una ocasión en la que quiso liderar algo, cuando quiso que la gente lo siguiera, pero la brecha entre su liderazgo y el de Lan Xichen era aplastante y él lo sabía.

Sabía que Lan Xichen lo había aplastado y aún así...

¿Por qué ninguna sonrisa de alegría escapó de su rostro? ¿Por qué no había orgullo en su victoria? ¿Por qué insistió en aquel tema luego de haber barrido el piso con él? ¿Esa era su forma de hacerlo sentir inferior? ¿Mirarlo con lástima? ¿Encerrándolo en una caja, cortándole ese sueño de raíz? ¿Por qué lo hizo?

—No estoy interesado —volvió a afirmar su mentira, tratando de sonar más convencido a pesar de que su voz tembló ligeramente en la última palabra.

Wei Wuxian era lo suficientemente astuto para saber que estaba a punto de quebrar la última línea de defensa de Jiang Cheng, solo tenía que presionarlo un poco más, hacer revivir aquella curiosidad que volvía cada mes junto a la petición de Lan Xichen.

—Jiang Cheng, acerca de aquel tema, ¿No habías estado furioso? —repasó los eventos pasados, un poco culpable de estar hablando del mayor y virtuoso de los Lan de la forma en que lo iba a hacer— ¿Preguntándote una y otra vez lo que hizo?

La mayor de los hermanos ya había terminado de comer y decidió unirse a la conversación con pisadas pequeñas pero lo suficientemente sonoras para hacer eco en la cabeza de su hermano menor—Quizás esta es tu oportunidad de saberlo, puede que sea una buena idea, a Lan Wangji es imposible encontrarlo mintiendo o inventándose algo, si logran hacerlo hablar, podrías saber sin problemas qué es lo que realmente pasó, quizás todo es un gran malentendido —lo animó Jiang Yanli respaldando la fechoría de Wei Ying.

—Les digo a ambos, esto es un tema viejo, no es como que piense en ello cada vez que voy a dormir o tengo una foto de Lan Xichen dentro de un muñeco maldito o algo así, ¿Podríamos dejarlo, por favor? —por su propia sanidad mental de verdad deseaba alejarse del tema de conversación, a ese ritmo, pronto terminaría cediendo y eso era lo que menos quería el orgulloso y terco joven.

—Oh sí, claro que sí...—se burló fanfarrón Wei Ying —Por eso vas como un cobarde donde el profesor a decirle que te cambie de grupo cuando eres asignado con Lan Xichen, pero sin que él se entere claro, despacio, en silencio, como un perrito guardando la cola entre las piernas.

Traductor de hermanosWhere stories live. Discover now