Capítulo 8 - Flor de confesión.

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Ambos hermanos Lan estaban cercanos al sector administrativo del evento visitando el puesto más cercano que tenían antes de ir a guardar sus pertenencias extras que llevaban consigo.

Lan Xichen solo andaba con un pequeño paquete envuelto en papel de regalo con perritos y un prudente ramo de tres flores, en cambio, Lan Wangji andaba básicamente con un jardín con todo y espantapájaros a cuestas.

Entre sus manos, el menor de los Lan sostenía un macetero que destacaba por las extensas dimensiones que tenía.

Uno a veces regala con cariño un pequeño cactus en un macetero diminuto, o incluso podías ser más osado y entregar una plantita un poco más grande en un macetero convencional, pero nada se comparaba al titán verdoso que sostenía en las manos Lan Wangji.

El menor de los Lan andaba básicamente con un arbusto entero que sostenía con ambas manos como si pesara menos de un kilogramo. Las flores eran vistosas y hermosas, pero incluso a Lan Xichen le parecía un tanto exagerado andar de allí para acá con semejante bestia floral.

Eso había estado haciendo toda la mañana Lan Wangji, trasladar con sumo cuidado aquella planta que cuidó arduamente en su invernadero solo para que llegara ese día.

—Deberías taparla hasta llegar a los casilleros de custodia. Es temprano aún, pero creo que tu flor es bastante vistosa como para que no noten que la vas a entregar tú Lan Wangji —la voz que lo aconsejó de forma amable y persuasiva fue la de Jin Guangyao, quien era el anfitrión de la primera atracción que visitaban los Lan.

Lan Wangji asintió levemente mientras miraba con ilusión los colores de sus flores dejando la maceta cuidadosamente en el suelo. Sacó un pequeño rociador de su mochila haciendo que las hojas y las flores tuvieran un color incluso más vivo y fuerte al ser ligeramente empapadas. Al finalizar, tapó las flores con un manto blanco que traía en la mochila.

—¿Por qué demonios estás aquí? —una cuarta persona estaba entre ellos, mirando fijamente la pequeña e irritante sonrisa en el rostro de Jin Guangyao.

El aludido volteó hacia la derecha viendo a Nie Mingjue cruzado de brazos.

—Mi puesto es de cartomancia, una práctica que me permite mirar el futuro a través de las cartas—comentó amablemente sacando una baraja poniéndola sobre la mesa.

La baraja se veía algo descuidada y vieja. Todas las cartas tenían algunos desperfectos y aún así yacían dentro de sobres de plásticos para que no se destruyeran más de la cuenta.

A pesar de que el vistoso puesto tenía una serie de variados naipes y artículos extraños, Jin Guangyao sacó el más viejo y deteriorado mazo que había en su puesto.

—¿Adivino de cartas? ¿Tú? ¿Qué más sabes? ¿Acaso vas a bailar para saber cuantos hijos voy a tener?

—Si bailo, solo lo haría para ti y por tus hijos —respondió con un humor un tanto jovial, atreviéndose hasta guiñar sutilmente su ojo derecho.

Nie Mingjue apretó el ceño pero se quedó estático y con los brazos cruzados. Odiaba admitirlo, pero mientras Lan Xichen estuviera presente, Jin Guangyao era básicamente intocable sin razones de peso.

—Ya que veo que Nie Mingjue no está de humor ni para un baile ni para una sesión, ¿Qué tal ustedes? La casa invita ya que son mis primeros clientes.

Lan Wangji vio claramente cómo Jin Guangyao se refería claramente a él y a su hermano. Miró a Lan Xichen de reojo por unos segundos, observándolo sonreír con una expresión amable en el rostro que lo hizo dudar un poco.

—¿No deberíamos? —se atrevió a preguntar traduciendo con claridad la indecisión de su hermano mayor.

—No es que no quiera solo que...—su vista miró unos segundos a Jin Guangyao que revolvía la baraja con tranquilidad —Eres demasiado bueno.

Traductor de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora