NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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Todos los habitantes de Winterfell corrían ante la imponente presencia de tres dragones en el cielo, y un gran ejército de inmaculados y dothrakis dirigiéndose al castillo.
Dentro de las cuatro paredes del Gran Salón, se hallaban los Reyes en el Norte para recibir a la recién llegada. Lena se encontraba inesperadamente ansiosa, pero si algo había aprendido, era que no podía dejarse intimidar por nadie. Grey Wind estaba acostado frente a los pies de los Reyes, así como Jaime y Allister se encontraban cada uno a cada extremo de la mesa, manteniéndose a la defensiva por cualquier situación que se presentase.
— Espero que no haya venido hasta acá esperando casarse contigo. —comentó Lena con amargura. Robb en cambio, quiso reír.
— Estoy casado contigo, mi cielo.
— Si, bueno. —alzó los hombros— Tenemos esa mala suerte.
Las puertas se abrieron de par en par causando eco en el salón, y así el grupo de recién llegados avanzaba hasta los Reyes siendo escoltados por soldados de Stark y Baratheon. En el grupo se encontraban; un caballero de cabello blanco debido a la edad, un soldado que al parecer pertenecía a los Inmaculados, un dothraki, una joven de cabellos rizados, otro hombre de mirada profunda y otro más, calvo y que vestía una larga túnica. Al frente de todos ellos, estaba la joven de cabello largo y platinado. Seria y firme.
— Están en presencia de Daenerys Stormborn de la Casa Targaryen, legítima heredera del Trono de Hierro, legítima reina de los Ándalos y los Primeros Hombres, Protectora de los Siete Reinos, Madre de Dragones, Khaleese del Gran Mar de Hierba, la que no arde y rompedora de cadenas. —presentó la joven a su lado. Ella se mantuvo en silencio.
Allister dió un paso al frente, y se aclaró la garganta.
— Permítanme presentarles a Robb de la Casa Stark, Guardián del Norte, Lord de Winterfell, Rey del Tridente y Rey en el Norte. Y a su lado, Lena de la Casa Baratheon, Lady de Winterfell, Lady de Bastión de Tormentas, y Reina en el Norte.
— ¿Lena Baratheon? —inquirió el hombre calvo, y Jaime refunfuñó en respuesta. ¿Quién era él que le causaba tanto desprecio a su tío Jaime?
Robb lo miró dándole un leve asentimiento, y así el caballero regresó a su lugar.
— Es un honor recibirla en Winterfell, espero que haya tenido buen viaje. —habló Robb, por primera vez.
