NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
🔸☀️🔸
— ¡No te muevas! —exclamó la Reina. Estaba tanto nerviosa como emocionada.— Quédate ahí.
Robb estaba a unos metros frente a ella, con sus rodillas contra en suelo y las manos extendidas hacía enfrente. Esto era lo que pasaba cuando los Reyes tenían tiempo de estar a solas, intentando ser una familia común y corriente, donde podían olvidar todo lo negativo que ocurría a su alrededor y sentirse en paz.
Las pequeñas manos se enredaban alrededor de las de Lena. Dando pasos torpes pero cuidadosos, el bebé soltó las manos de su madre y las agito animadamente cuando llegó lograr a los brazos de su padre por cuenta propia. Robb alzó a su pequeño hijo dando vueltas con él causándole una sonora carcajada al bebé de un año recién cumplido.
— ¡¿Viste eso?! ¡Lo logró! —exclamó Robb totalmente emocionado, pues acababa de ser testigo de los primeros pasos de su hijo.
— ¡Lo ví! Arya se molestará cuando lo sepa, pasó todo un día intentando que caminara.
Joseph reía a carcajadas mostrando su pequeño diente. Lena estaba perdidamente enamorada de esos ojitos azules, cada día se parecía más a Robb. Él en cambio, sabía que esa sonrisa era idéntica a la de Lena, por eso le encantaba hacerlo reír.
— No me digan que me lo perdí. —alegó Jon, aproximándose a la pareja con los brazos cruzados.— Todos ya están reunidos. —informó de repente, y toda la felicidad del momento desapareció. Hora de volver a la realidad.
🔸☀️🔸
— ¿Los muertos? —repitió Daenerys alzando una ceja.
Lena se removió en su lugar, incómoda. Ella había reaccionado de la misma manera, así que sería difícil que la Targaryen lo creyera tan fácil.
— Los caminantes blancos desaparecieron hace siglos. —comentó el hombre del que ahora sabía su nombre, Jorah Mormont.
— Puedo asegurarle que no. —dijo Jon— El ejército de los muertos ya está en marcha, y debemos unirnos para derrotarlos. Usted necesita nuestra ayuda tanto como nosotros la suya.
— ¿Yo los necesito? —inquirió— Tengo a mis dragones y un gran ejército de Inmaculados y Dothrakis. Creo que puedo prescindir de su ayuda.
— No para derrotar a Cersei, podría ir ahora mismo y King's Landing no tardaría en caer. —pronunció Robb, una vez que Jon se quedó sin palabras— Puede parecer absurdo, pero lo que mi hermano dice es verdad.
