NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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El león llevaba su brillante armadura puesta, listo para partir al combate. Sus abanderados, la Compañia Dorada y la flota de Euron Greyjoy tenían todo listo; la estrategia, los números. Estaban bastante confiados. Los informes de que el ejército Stark, liderado por Lena Baratheon y Jon Snow, y las huestes de Daenerys Targaryen, marchaban desde el norte llegaron hace unas semanas. Sentían que tenían el tiempo a su favor. emboscarlos a mitad del camino era el plan, por eso mismo su campamento se encontraba cerca de Harrenhal.
— No podemos olvidar que Daenerys Targaryen está con ellos. —dijo Kevan Lannister— Dos dragones adultos son algo que no podemos tomar a la ligera.
— Qyburn diseñó un arma para vencerlos, tenemos ventaja. —respondió Tywin
Volvió su mirada al mapa. Las figuras de madera estaban colocadas estratégicamente de acuerdo a su posición geográfica y según cómo fueran avanzando. Euron silbaba sin prestar mucha atención a la discusión de los leones. El viejo león sentía como su paciencia se iba acabando poco a poco, para él, Euron no era más que un oportunista. Sin embargo, Cersei seguía insistiendo en que era una parte fundamental, aún así, Tywin no dejaría que se quedara con el trono por el que tanto se había esforzado en conseguirle a su familia.
— Mi Lord. —dijo un soldado de los más jóvenes—Hay noticias.
— Bien, dímelas. —exigió, el tono alertado y preocupado del joven lo sacaría de quicio si no hablaba pronto.
— Los Stark están cerca, pero... —sus palabras se cortaron, la presencia de Tywin le ponía los nervios de punta a cualquiera, sobre todo cuando traía noticias como esas— No hay señales de Daenerys Targaryen.
Tywin y Kevan intercambiaron miradas confusas, y por primera vez, Euron comenzó a prestar atención.
— ¿Cuántos hombres se dirigen hacía acá?
— Según los exploradores, unos dos mil hombres marchan ahora contra nosotros.
Dos mil hombres y ni un solo dragón, ni un Inmaculado. Si los rumores eran ciertos y Lena Baratheon poseía un enorme ejército, ¿entonces donde estaba el resto?
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El ejército que fundó Tywin Lannister, poderoso, bien entrenado y abastecido. Al menos diez mil hombres resguardando las, hasta ahora, impenetrables puertas de Casterly Rock, las cuales salieron a defender tan pronto como vieron los estandartes de los Baratheon y Targaryen, además de las ondeantes velas de la flota de Yara Greyjoy.
Los rumores que Varys se encargó de esparcir funcionaron para alejar a Tywin Lannister lo más posible mientras Tyrell y Martell se dirigían a King's Landing sin que él lo sospechara. Y por eso mismo, Lena pudo tomar otro camino junto a Brynden y Edmure Tully para llegar más rápido a las tierras de los leones, mientras Jon se ocuparía de encontrarlo en Harrenhal.
— Será difícil subir las paredes. Tendremos desventaja. —les informó Tyrion— Muchos hombres morirán.
No se equivocó, pues los defensores del castillo lanzaban flechas y pesadas rocas que lograban despejar los muros. Por eso mismo, Tyrion se había ofrecido a acompañarlos e indicarles una entrada por la que no tendrían dificultades. Esas eran las cloacas que se encontraban debajo. Un pasadizo que comenzaba en una caleta cerca del mar hasta una torre de la guardia.
Y los elegidos para esa acción fueron nada más y nada menos que Royce y Gusano Gris.
— Qué curiosa es la vida, ¿no? —comentó el caballero, con un toque de gracia— Antes nos odiábamos y ahora estamos juntos en una maldita cloaca.
Gusano Gris bufó, pues tampoco le agradaba mucho la idea de tener que llevar a cabo la invasión junto a un caballero que, en su opinión, llegaba a ser irritable.
— Ah, eres rencoroso. —se mofó— No importa, de todas maneras aún te odio.
Llegaron al lugar que el pequeño Lannister les había descrito; una muy pequeña habitación con sólo una cama. Buscaron la puerta que igual les había indicado, y salieron directamente hacia la torre de guardia donde, después de deshacerse de unos cuantos soldados, pudieron abrir las puertas dando el paso libre al ejército que seguía combatiendo afuera.
Y lograron entrar.
Mientras todo esto continuaba, Lena arribó junto a sus hombres que lideraba en ese momento. Daenerys aguardaba cerca de la costa, no podía intervenir pues no tenía necesidad de usar a sus dragones a menos que fuera realmente necesario, pues Lena aclaró desde un principio que no quería Casterly Rock vuelto cenizas, tenía planes para más adelante.
— Todo va de acuerdo a cómo lo planeaste, estoy sorprendida debo admitir. —comentó Daenerys tan pronto como estuvo con ella— ¿Dónde aprendiste tanta estrategia militar?
La Baratheon sonrió con nostalgia; noches enteras fueron las qué pasó sin poder dormir por el simple hecho de ver a su esposo frente al mapa creando estrategias que fueran exitosas. Muchas le habían dado resultado. Escuchando y observando, así es como pudo aprender tanto. Pero claro, no podía tomar todo el crédito, todos los guerreros experimentados fueron fundamentales para este momento, pero sobre todo Jaime la ayudó bastante. Por eso mismo lo nombró su Comandante y lo envió junto a los Tyrell y Martell. Tyrion le prometió ayudarla a tomar Casterly Rock, y había cumplido bastante bien.
— Te sorprenderías.
El gritó de Yara las hizo alarmarse. Una parte de la flota de Euron Greyjoy se dirigía hacía ellos; barcos de gran tamaño y bien armados, que atacaban con potentes cañones a los barcos comandados por la líder de las Islas de Hierro. Ordenó el contraataque tan pronto como pudo.
— Si sus hombres tocan tierra tendremos que dividirnos entre el castillo y la costa. —aviso Brynden Tully.
— Eso no será necesario. —dijo Daenerys, alejándose de ellos.
Lena se giró en su caballo, haciendo a sus tropas avanzar hacia los soldados que atacaban fuera de las murallas. Brynden y Edmure la siguieron, y pronto vieron a la reina Targaryen sobrevolar el cielo con sus dos dragones reduciendo a cenizas los buques de Euron.
Casterly Rock estaba por caer, nada podía evitarlo ya, sólo era cuestión de tiempo y de que los soldados restantes admitieran su inminente derrota. Se adentró en el castillo, con su espada en mano, combatiendo desde arriba de su caballo manchando su armadura de salpicaduras de sangre. El ver el suelo repleto de sangre y cadáveres le daba un mal sabor de boca. Bronn tenía razón cuando le advirtió del mal olor con el que se encontraría en una escena como esa.
— Mi reina. —llamó Royce desde la torre de guardia.
Desmonto de su caballo blanco y fue apresurada a su encuentro. El estrecho corredor que llevaba hasta la torre de guardia estaba de igual manera repleto de cuerpos sangrados.
— Casterly Rock ahora le pertenece. —le dijo triunfante, con un estandarte de los Lannister en mano y extendiéndolo en el suelo a sus pies.
Los estandartes de las Casas Baratheon y Targaryen ondearon en el aire el resto del día.
