NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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— Parece que se llevan muy bien. —comentó sonriente la Reina, al ver a su hermano y su pequeña prima estallando en risas.
Desde que Shireen había llegado a Winterfell, pasaba casi todo el día acompañando a Gendry. Algo que no molestaba para nada al muchacho porque finalmente podía decir que tenía una familia.
— Le estaba contando a Gendry acerca de mi libro. —dijo la niña, con un grueso y pesado libro entre sus manos— Además, el rey Robb dijo que podía tomar todos los libros que quisiera.
— ¿De verdad? —cuestiono enternecida por el acto de su esposo.
— ¡Si! Pase toda la mañana con el Maestre Luwin, por eso he venido a platicarle a Gendry.
— Bastante interesante. Debería enseñarte a forjar una espada. —comentó el chico.
— ¡No! —exclamó. A lo que Lena soltó una carcajada.
— Bueno, ¿y de que trata tu libro?
— ¡Dragones!
— ¿Te gustan los dragones? —preguntó una voz femenina, que hasta hace unos segundos era ajena a la conversación.
Lena se tensó y Gendry regresó a su trabajo. Shireen en cambio, asintió emocionada aunque algo tímida al estar frente a la joven Targaryen.
— ¿Te gustaría conocerlos? —le preguntó, inclinándose ligeramente para quedar más a su altura. Shireen asintió emocionada y le dirigió una mirada dudosa a su prima— Claro, si no hay problema.
— Para nada. —Lena no podía negarse al ver su expresión de felicidad.
Daenerys asintió y le pidió a su acompañante, Missandei, que llevara a la niña con ella.
— Es una niña encantadora, ¿Qué le pasó a sus padres?
— Nadie sabe, los dieron por muertos.
— Oh, ya veo...
Aún después de qué pasó un tiempo en el ambas partieron, el silencio continuó, a excepción de los metales que Gendry dejaba caer de vez en cuando.
— Yo...—carraspeó la platinada— He decidido ayudarlos.
El ruido de los metales chocando cesó, y ahora Lena la miraba fijamente esperando a que terminara de hablar.
