NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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— Ojalá no me lo hubieras dicho. De no saberlo, sería feliz ahora. Trató de olvidarlo, de verdad lo intento, pero luego te veo y veo como te tratan todos. Si se enteran...
— Ya te dije que no quiero...
— ¡No importa lo que quieras! —gritó Daenerys exasperada— No le agrado a tu familia, ¿Qué pasará cuando te exijan que te postules y tomes lo que es mío?
— Me negaré. —le aseguró Jon, arrodillándose ante ella— Eres mi reina, no sé qué más puedo decir.
— Puedes no decir nada. A nadie, jamás. —Daenerys nunca había pedido algo con tanta desesperación— Nunca digas quien eres realmente. Quiero que sea como era entre nosotros.
Jon tomó su mano y la envolvió con la de él. La joven Targaryen lo miraba con súplica y no sabía que era lo que le preocupaba más: perder el trono o a él.
— Debo decírselo a mis hermanos.
— Sansa preferiría que me vaya y verte a ti en el trono. Ya no es la niña con la que creciste, no después de lo que le han hecho. Nunca he suplicado nada, pero te lo pido, por favor, no digas nada.
— Tú eres mi reina. —repitió con seguridad, aceptando de alguna forma la petición de Daenerys— Nada cambiará eso.
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Pronto una discusión entre el lobo blanco y la loba roja se desató.
— Entiendes que estaríamos muertos de no ser por ella. —alegaba Jon— Seríamos cadáveres yendo hacía King's Landing.
— Arya fue quien mató al Rey de la Noche. No ella. —respondió Sansa al punto de casi perder los estribos.
— ¡Sus hombres murieron defendiendo Winterfell!
— Y nunca los olvidaremos. —intervino Robb, al frente de los hermanos Stark— Pero eso no quiere decir que nos arrodillaremos ante ella. Creo que fui bastante claro al respecto desde un principio.
— Robb, jure por mi mismo que seguiría su causa.
— Y eres libre de hacerlo. Pero no arrastrarás a nuestros hombres contigo, mucho menos en una guerra para la que no están preparados. —advirtió el Rey.
