♔- EL ANUNCIO DE UNA GUERRA

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29 | EL ANUNCIO DE UNA GUERRA

29 | EL ANUNCIO DE UNA GUERRA

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Robb volvió a leer la carta por tercera vez. El contenido era atemorizante pero el nombre que estaba escrito hasta el final no le daba nada de confianza.
Muchas voces escuchaba a su alrededor pero él sólo miraba el papel en sus manos y en seguida a su esposa. Estaba asustada, esta carta la hacía revivir momentos oscuros del pasado que ansiaba no volver a repetir.

— Tommen no es como mi padre, ni siquiera como Cersei. —le dijo Jaime— Podemos confiar en su palabra.

— Él es el actual rey, ¿Por qué he de confiar en él? —le cuestionó al caballero.

— No tienes que hacerlo. —se unió Tyrion— No tienes motivos para confiar en él, y no hay seguridad de que no sea una trampa. Pero la carta no está dirigida a ninguno de nosotros, es para Lena.

— Según recuerdo, su familia la quiere muerta. —dijo Daenerys— Podría ser una forma de conseguir su objetivo. ¿O por qué otra razón le alertaría a ella en especial si nunca han intercambiado ni siquiera una palabra?

De acuerdo al contenido, Tommen le advertía a su hermana que su abuelo, Tywin, aliado con Euron Greyjoy partían hacía el Norte a batalla. Que debían huir de ahí cuanto antes, pues irían por ella.
Nadie podía dar una respuesta clara del por qué Tommen traicionaría a su familia de esa forma, ni siquiera Jaime o Tyrion.

— Euron tiene una gran flota. —advirtió Theon. Una vez totalmente recuperado se integró a la guardia real de los Reyes en el Norte— Es probable que los superen en número.

Ser Royce de inmediato se mostró dispuesto a pelear por su reina, Tormund ofreció su apoyo de igual manera, más los hombres de los Stark apenas lograban tener una defensa decente para enfrentarse a Tywin Lannister, pues luego de la batalla contra el Rey de la Noche sus fuerzas sufrieron una gran pérdida.

— Robb, son demasiados. —le decía Jon, y todos estaban conscientes de eso.

El Rey en el Norte se giró al Maestre Luwin, y repitió las mismas palabras que iniciarían una guerra cuando su padre fue prisionero.

— Llama a los abanderados. A todos.

Luwin asintió y se retiró para comenzar a escribir el llamado del Joven Lobo.

— Avisaré a mi padre. —dijo Lena, opinando por primera vez— Puede enviar hombres.

— Si Tywin Lannister ya ha emprendido la marcha, el ejército Martell llegaría a destiempo. —opinó Allister— No serviría de nada, llegarían semanas después.

Ya no tenían más opciones.
Riverrun no entraría a una guerra para la cual aún no estaba listo.

— Alteza, permítame poner a su servicio a los Caballeros Del Valle. —le anunció Petyr Baelish. Y por primera y tal vez única vez, muchos agradecieron su intervención.

Daenerys miró a Jorah buscando un consejo. Después de su único comentario nadie la tomó en cuenta tal vez porque no sabían si aceptaría unirse. Éste le asintió, dándole una señal de que estaba bien apoyar la causa.

— Me uniré a ustedes. —se ofreció la reina Targaryen. Era un plan simple; podría acabar con sus enemigos y ganarse la confianza del norte— Cuenten con mis fuerzas.

Robb le agradeció sinceramente.
Pero mientras discutían muchos planes, muchos de ellos apresurados, no notaron el estado en el que se hallaba la Reina en el Norte.
Lena tomó en brazos a Joseph, que andaba caminando alrededor de la mesa de madera y salió apresurada hasta su habitación. Cerró la puerta y depositó a su hijo en medio de la cama.

Su respiración estaba agitada y sentía que le faltaba el aire. Los Lannister eran calculadores, crueles y despiadados. No descansarían hasta ver a Winterfell hecho cenizas con todos los Stark muertos y a ella de rodillas ante ellos. No temía tanto por su vida, le aterraba la idea de lo que pudiera pasarle a su hijo, a Robb, a toda su familia. Y de ser necesario ella misma se entregaría si con eso lograba salvarlos.
De la nada comenzó a llorar. Nada se comparaba a los recuerdos del último enfrentamiento entre Stark y Lannister y de las consecuencias que esto había traído; la boda roja, su rapto en manos de los Bolton y Frey, Ramsay.
Recordó a Renly, a Margaery, que quien sabe cómo la estarían tratando en King's Landing. Cerró los ojos y deseó estar en Dorne, lejos de todo caos. Estaba aterrada.

Cuando Shae entró a la habitación, se encontró a la joven Baratheon llorando desconsolada en el suelo a un lado de la cama.

— Lena, mírame...—le dijo Shae, tomándola de las mejillas— Todo va a estar bien.

— No, no es cierto. —repetía— ¿Acaso todo lo que nos han hecho no es suficiente?

Shae no tenía palabras, no podía prometer que todo estaría bien. Todos corrían peligro por igual, ya sea por apoyar a los Stark o porque Cersei Lannister tenía algo personal en contra. Seguramente también querría tener su cabeza en una lanza por ser la esposa de Tyrion, nada disfrutaría más que hacer sufrir a su hermano menor de esa manera; Sansa por ser considerada cómplice en la muerte de Joffrey; Jaime por traicionarlos; incluso Daenerys, por querer arrebatarles el trono. En fin, todos corrían el mismo peligro.

Sólo pudo abrazarla, uniéndose a su llanto pero en silencio.

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La reunión con los señores del norte terminó casi al atardecer, las horas siguientes, Robb organizó una junta privada con tres hombres en específico: Theon, Allister y Podrick. Quienes escucharon atentamente las indicaciones, sin perder ningún detalle. Un paso en falso podría ser crucial.

— Comprenden que la seguridad de mi esposa y mi hijo es prioridad.

Los tres caballeros asintieron aceptando su trabajo especial.

— Mi madre y mis hermanos de igual manera. —continuó.

— ¿A dónde los llevaríamos, alteza? —preguntó Podrick, pues hasta ahora no se había tocado esa cuestión.

— Dorne es el lugar más seguro para ellos. No confío en que vayan a otro lado.

Los tres caballeros asintieron y salieron del Gran Salón. Pero el rey aún se quedó, buscando toda la fuerza en su interior y tratando de crear un plan efectivo para salir victoriosos. Tenía miedo, y por eso mismo no se atrevía a ver a Lena en ese estado. Ella ahora necesitaba verlo fuerte y firme, sin temor. Su familia necesitaba seguridad, y sólo él podía dárselas.

Daenerys apareció frente a él. Estaba sola, ninguno de sus compañeros habituales se encontraban ahí. Simplemente se quedó en silencio, en medio del oscuro salón, apenas alumbrado por las velas a su alrededor. No dijo nada. Quizá el joven lobo no necesitaba escuchar nada.

— Tal vez acabes con tus enemigos antes de lo pensado. —comentó el Stark.

— Si, eso creo. —respondió Daenerys.

Robb asintió. Por un momento la conversación parecía haber finalizado.

— Ayúdame a salvar a mi familia, y entonces doblaré la rodilla.

2 | NUESTRA ES LA FURIA ♕ GOTWhere stories live. Discover now