♛ V E I N T E ✏

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—¿Dónde está Elías? —me preguntó mi papá cuando ya habían pasado quince minutos de las cuatro de la tarde—

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—¿Dónde está Elías? —me preguntó mi papá cuando ya habían pasado quince minutos de las cuatro de la tarde—. Él siempre llega a tiempo.

—No lo sé, pa. Lo llamaré, debe tener una buena excusa.

Y más le valía tenerla porque le advertí que debía trabajar antes de que se fuera con Alicia. Si esa chica lo iba a volver un irresponsable e impuntual, teníamos un problema grande porque el tonto de mi amigo sí se veía bien atolondrado con ella, pero no era justificación para dejar sus responsabilidades de lado.

Fui al cuarto de atrás y le marqué al celular; las dos primeras veces timbró hasta que se perdió la llamada y a la tercera vez —cuando ya estaba poniéndome enojada— contestó:

¿Hola?

—No "hola". ¿Dónde estás, Elías? Debías llegar hace veinte minutos.

Estoy cerca. Perdón, se me pasó el tiempomal. —Se escuchaba un silbido constante de fondo como si estuvieracorriendo y el viento diera ese ruido, pero no se oía cansado—. —Estaba más lejos de lo planeado, pero ya en un par deminutos llego.

—¿Dónde vienes?

A unas calles, te juro que en unos minutos llego. Voy en moto.

—Eres un irresponsable.

Lo sé. Lo compensaré.

—Más te vale.

A los pocos minutos sí llegó y aunque yo estaba un poco alejada, lo vi entrando y saludando a mi madre. Le dio una excusa tonta sobre una misteriosa "diligencia" que estaba haciendo; mealegré de que nofuera mi papá quien lo recibió porque para mentiroso no servía y mucho menos cuando su aspecto no era el de haber llegado de hacer una diligencia.

Lo seguí hasta el cuarto de atrás y lo reproché con la mirada; llevaba su cabello hecho un caos total, las mejillas las traía coloradas como si hubiera llegado corriendo, pero no venía cansado en absoluto, era evidente que ese desorden de aspecto no había sido ocasionado por el viento sino por las manos de Alicia.

—Eres bien tonto, Elías.

—¿Por qué? Ya llegué. Repondré los minutos, ya no...

—Por mentirle a mi mamá. ¿Una diligencia? ¿en los brazos de Alicia tal vez? Ni siquiera eres sincero.

—Oye, ella no tiene que saber sobre mi vida personal —objetó.

Entrecerré los ojos en su dirección mientras se quitaba la chaqueta, me crucé de brazos y no le quité la mirada de encima hasta que terminó y me devolvió un gesto de hastío.

—Entonces esfuérzate un poco en ocultarla. —Iba a replicarme, pero antes de que lo hiciera me acerqué hasta quedar a un palmo de distancia y con un dedo le toqué la mejilla—. Las diligencias no te dejan labios pintados en la mejilla y en el mentón... —Bajé la mirada un poco— o en el cuello. —Vi con satisfacción que Elías se sonrojaba, pero mantuve mi expresión superseria y lo solté antes de alejarme—. Y tienes los botones de la camisa mal acomodados. Mi mamá no te dirá nada, pero agradece que no le mentiste en la cara a mi papá. 

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora